mito-lógica germana

schweinehund

Todos los países tienen sus rarezas culturales. Rarezas, excentricidades y estupideces de todo tipo. En el Chile democrático de hoy, por ejemplo, los locales de votación están separados por sexos; mujeres y hombres votan en lugares físicamente distintos y distantes, custodiados por militares con metralletas. Un amigo catalán anonadado por el cuadro se le ocurrió comentarlo a un grupo de chilenos y una iluminada le contestó que era una medida para que no se pusieran a follar en las urnas. Plop.

La marcianada que a mí  me fascina es el Schweinehund, un ser medio cerdo medio perro que habita en el interior de los seres humanos. Al menos entre los alemanes y austriacos.  El Chanchoperro o cerdoperro o schweinehund está dentro de cada teutón y lo arrastra irremediablemente hacia la vagancia, hacia la falta de voluntad; lo aleja del trabajo, de la productividad, degrada al germano alejándolo de Dios.  El alemán o austriaco debe luchar contra su propio chanchoperro, debe doblegarlo, mantenerlo a raya cada día para poder cumplir con su rol en este mundo que es el de ser eficaz y laborioso. La ecuación sería:

Germano productivo= chanchoperro muerto

El chanchoperro es una manifestación del culto al trabajo y la fobia hacia el ocio de esta cultura que llega a extenderse hasta los niños. Más allá de los zulos austriacos, en la superficie de la nación alpina, existe cierta familia cuyos niños no juegan sino que trabajan. No tienen necesidad alguna, no vaya a creer quien lee que es por explotación infantil. El pequeño de cuatro años y su hermano menor se pasan el día construyendo caminos, cortando la circulación, desviando el tráfico, transportando materiales, levantando puentes y montados arriba del tractor. Cuando le preguntan si quiere salir, el niño de cuatro años contesta: «no, tengo mucho trabajo». Y la familia, como si nada.

Todo esto me vino a la mente porque recibí una contestación automática de una conocida en Linz  que, además de decirme que estará de regreso en x fecha, me desea «una semana productiva». En pleno agosto. Plop.