Si se googlea “Chilean Berlusconi”, el popular buscador despliega miles de resultados provenientes de importantes medios de comunicación internacionales. No es una comparación antojadiza: ambos son empresarios ultraexitosos, dueños de medios de comunicación y equipos de fútbol. La revista Forbes los ubicó a trece números de distancia en la lista de los millonarios más poderosos del planeta días después de la elección presidencial chilena (el italiano es el número dos).
Piñera tiene también algo de Nicolás Sarkozy. Como el galo, llegó al poder derrotando a la izquierda (aunque ahora ésta lo castigó duramente en las elecciones municipales). Y ambos quieren ser vistos como hombres de acción. El presidente en helicóptero, sobrevolando la zona cero, dando órdenes y evaluando los daños del terremoto son imágenes que fácilmente podría protagonizar el francés.
Parecidos o no, según los analistas, los tres tienen más de un elemento común. Por ejemplo, ser electos en un contexto de crisis de liderazgo en los partidos. Y, en el caso de Berlusconi y Sarkozy, alejados de éstos, debieron enfrentar una crisis de legitimidad. Como para tener en cuenta.
Los tres egocéntricos
Sergio Melnick, economista, futurólogo, asesor de empresas
“Imagino que ni Piñera ni Sarkozy ni Berlusconi saben dar ‘abrazos de verdad’, ni son buenos para contener. Muy centrados en sí mismos, orientados a lograr objetivos concretos, siempre tienen toneladas de metas por cumplir. Son grandes motores para la sociedad material, constructores de imperios. Los tres tienen miedo a la vejez y quisieran la juventud eterna; son grandes gozadores de la vida, especialmente en su dimensión externa. Son muy pragmáticos y tienen un desarrollado sentido del humor”.
“Sarkozy y Piñera tienen mucho en común. Ambos siempre quisieron ser presidentes y dedicaron sus energías a ese sueño. En ellos destaca la hiperkinesia, el buen estado físico, las grandes ambiciones y el querer ser siempre los mejores en todo. Necesitan reconocimiento como números uno y ser admirados. No son rígidos ideológicamente, precisamente porque no se trata de grandes pensadores, sino de grandes ejecutores. Por eso en sus gobiernos de repente parecerán de derecha, a veces de izquierda, otras de centro. Les gusta meterse en todo, opinar y suelen ser jaliscos. No son rencorosos”.
“Berlusconi y Piñera, sin duda comparten su veta empresarial, el interés en los medios de comunicación, y una gran capacidad de gozar la vida, pero el mandatario chileno claramente tiene valores más sólidos, un sentido más fuerte en ser parte de la historia y una formación académica más sólida. Destaca entre los tres por su concepto de familia y la importancia que le da a ésta en la sociedad”.
Ni lo uno ni lo otro
Pablo Dittborn, director de Random House Mondadori
“Si lo comparamos con Berlusconi, sólo veo que ambos son pragmáticos y poseen medios de comunicación. No he estado en la Italia de Berlusconi pero veo más similitudes con Menem. Viví cinco años en Buenos Aires durante su gobierno y los argentinos querían ser como él. Me parece que a los italianos les encantaría ser Berlusconi y, a pesar de la prensa de oposición, la gente lo vota. Acá no me parece que a los chilenos les gustaría ser como Piñera: millonarios exitosos. Somos austeros, tenemos un complejo tonto con la plata y la riqueza”.
“El Presidente tiene intención manifiesta de vincularse con Sarkozy. Tuvieron un encuentro de doce minutos en 2008 y se las arregló para quedarse dos horas en el Elíseo. Dice que esa reunión lo marcó mucho… ¡debe ser por el lumbago que se agarró después de estar casi dos horas parado en el palacio!’’.
Mala copia
Hermógenes Pérez de Arce, abogado y economista
“Tanto Berlusconi como Piñera son gobernantes de lo que ahora se llama ‘centroderecha’, sus políticas tienen similar orientación general, pero hasta ahora no es posible entrar en mayores precisiones debido al corto tiempo que el chileno lleva en el poder. También se asemejan en que han conseguido apoyo mayoritario, pese a su condición de empresarios multimillonarios. En el orden personal existe una diferencia, pues confío en que las inconductas del gobernante italiano no sean imitadas por el presidente chileno”.
“El parecido con Nicolás Sarkozy es que ambos son trabajólicos e impetuosos. Además, han derrotado a gobiernos de izquierda. Otra similitud que podría encontrarse es el común deseo de reclutar colaboradores de ideas opuestas a las suyas”.
Teoría de contrastes
Roberto Castillo, académico, U. de Haverford, Pensilvania
“Referirse al Sarkozy o el Berlusconi chileno oculta tanto como revela. Para empezar, al momento de su candidatura, Sarkozy declaró poseer una fortuna de un par de millones de euros y un par de pensiones por servicio público. El francés, además, se viste de manera impecable, mientras Piñera no conoce una chaqueta que le quede bien. Y es cosa de mirar los primeros gabinetes para captar otra diferencia: al galo no le preocupó rodearse de lumbreras, en cambio el chileno ha cuidado que nadie le haga sombra (y la homogeneidad del elenco no se veía desde tiempos de Domingo Santa María). De canciller, Sarkozy nombra al fundador de Médecins Sans Frontiers, mientras que Piñera opta por un gerente de multitienda”.
Cuestión de frivolidad
Manuel Antonio Garretón, sociólogo y politólogo
“Hay un elemento de la nueva derecha europea representada por Sarkozy y Berlusconi que pareciera gustarle a Piñera. Y a lo que más se acerca es al modelo de Berlusconi en el sentido que es gran empresario, dueño de canales de televisión, que junta política y dinero. Sarkozy y el italiano comparten la frivolidad en su vida privada, no así Piñera. El comparte con ellos la falta de credibilidad. Esto queda expresado en el último tiempo porque estamos en presencia de un pésimo comienzo de gobierno. Con un gabinete que confunde la excelencia con el elitismo social, económico y cultural. Las personas que están ahí han sido exitodsas en el mundo gerencial, financiero o académico, no en política”.
“Es un mal comienzo, también, porque la promesa hecha por él de desprenderse de sus acciones de Lan y Chilevisión antes de asumir no se cumplió y ese es el máximo acto de frivolidad que se puede cometer en política. Si era el test de credibilidad, como dijeron muchos, no lo pasó. Por la mentira se castigó a Clinton, no por su asunto sexual. Lo mismo Nixon, lo condenaron no por las grabaciones prohibidas sino porque mintió. Además hay un estilo descuidado en la organización del gobierno; todos los días salen polémicas por algún nombramiento que tienen que ver con los conflictos de intereses privados, la transparencia u otros”.
Un fenómeno mundial
Guillermo Holzmann, analista político
“Con Berlusconi, la única vinculación es que son propietarios de medios de comunicación y empresarios pero tienen distintas personalidades y lógicas políticas. La realidad italiana es absolutamente diferente a la chilena. Allí hay un mayor desarrollo político. El problema aquí son las regulaciones. Piñera tiene que definirlas y generar los lineamientos para enfrentar los temas como, por ejemplo, su patrimonio. Debe dar muestras de prudencia y transparencia y todo esto de motu proprio”.
“El parecido con Sarkozy es que la elección presidencial nuestra se dio en el contexto de una crisis de liderazgos en los partidos. Obama, Merkel y el francés han emergido y han sido electos dentro de esta coyuntura mundial que —contrariamente a la dinámica chilena, donde los fenómenos políticos del primer mundo se producían con años de retraso—, ahora se dio al mismo tiempo. Piñera, eso sí, tendrá que prever los escenarios negativos que han enfrentado los otros mandatarios por dejar a los partidos de lado, que les significó quedar solos y sin apoyo representativo. En ambos casos, y por distintas razones, debieron encarar crisis de legitimidad que, hasta ahora, han podido controlar… Es previsible que Piñera tenga escenarios similares”.