No hay artículo de prensa, reseña bibliográfica ni crítica literaria en Estados Unidos y Europa que no haya seleccionado la primera frase del libro de Michael Greenberg para graficar el doloroso viaje del narrador: “El 5 de julio de 1996 mi hija se volvió loca”. Así de duro.
El testimonio de este escritor neoyorkino no pertenece a las ficciones literarias que publica desde hace años en The Times Literary Supplement, The Village Voice o The New York Review of Books. Hacia el amanercer cuenta con calma el drama que afectó a toda su familia desde el minuto en que la hija menor, Sally, de tan sólo 15 años, comenzó a perder la razón. “Me siento como si estuviera viajando sin parar, sin ningún sitio al que volver”, dice la adolescente en uno de los escasos minutos de lucidez que le permitió su psicosis maníacodepresiva. Sigue leyendo