Hace algunos años un amigo malvivía vendiendo su sangre en un hospital austriaco. Desde su «oficina» me enviaba largos mails contándome los avatares de donante mercenario hasta que el asunto se acabó, por fortuna, antes que sus glóbulos rojos. Otra amiga se pensó largamente vender sus óvulos; según el anuncio que había leído podía ganar cerca de 800€ pero luego se echó para atrás cuando le contaron una historia de una chica que quedó con los ovarios medio post nucleares tras hacer el business.
También recuerdo la primera vez que salió una noticia de un hombre que venía un riñón o un pulmón para poder pagar su vida. Las madres de alquiler también fueron otro impacto en su momento.
Pues en Ars Electrónica, cuyo tema este año era Human Nature, se expuso el trabajo del artista británico Michael Burton llamado Future Farm. Varios vídeos muestran una profecía asquerosística que, en palabras de Burton, «predice que la emergente investigación farmacológica sobre la cosecha de células madre desde el tejido adiposo y su convergencia con la nanotecnología del futuro traerá consigo escenarios que reconsiderarán en cuerpo como un ingreso».
El vídeo es más explícito.