La envidia de una mujer a la sombra de Coppola

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Nunca antes Eleanor Coppola había hablado del coste personal de ser la mujer del genial cineasta, ahora publica sus memorias en las que cuenta las batallas con Francis Ford, la envidia hacia su hija Sofia y el dolor tras la muerte de su hijo

Su silencioso trabajo con una cámara de 16 mm mientras su marido rodaba Apocalypse now en Filipinas, devino en uno de los mejores registros documentales sobre un proceso de filmación. Se llamó Hearts of darkness: a filmmaker’s apocalypse (Corazones en tinieblas: el apocalipsis de un cineasta) y contaría los martirios de uno de los rodajes más difíciles que recuerden, al menos, los Coppola: el protagonista Martin Sheen con un ataque al corazón, un guión inacabado y gastos desmesurados en producción. (Ver vídeo)

Doce años antes que se estrenara ese documental, en 1979, Eleanor Coppola publicó su diario durante aquel rodaje. Notes on the Making of Apocalypse now (Apuntes sobre la realización de ‘Apocalipsis now’) sería el primer libro de su autoría y tras 29 años de silencio, la mujer de Francis Ford Coppola, publica nuevamente su diario en el que cuenta los costos de vivir en una familia volcada al cine, la vida junto a un talento obsesivo y machista, la envidia hacia su hija Sofia y el dolor por la muerte de su primer hijo.

Notes on a life (Apuntes sobre una vida), editado por Nan A. Talase / Random House pero no traducido aún al español, son las memorias de una mujer nacida en 1936 que vivió a la sombra de uno de los cineastas más importantes de Estados Unidos. Ella trabajaba como asistente del director de arte en un rodaje cuando se conocieron. Al poco tiempo, en 1963 quedó embarazada de Gio, el primero de los tres hijos que tendría el matrimonio.

La familia italiana

«Francis y yo nos casamos muy rápido en Las Vegas. No conocía a los padres de Francis. Cuando lo hice me di cuenta que veía de generaciones de hombres italianos que creían que la existencia de las mujeres era preocuparse de su hogar, de sus hijos y apoyar la carerra de su marido. Francis sabía que yo tenía aspiraciones artísticas pero esperaba que las alcanzara en casa, durante mis ratos libres», escribe Eleanor, quien se ubicó, no sin dificultad en el sitial que le indicó su marido.

El libro transcurre sin una línea de tiempo específica. La autora apunta la fecha y con intensidad de observadora escribe breves e intensas escenas que explican tanto su vida como la de su familia.

Por ejemplo la siguiente, fechada el 15 de mayo de 1998 en Los Ángeles. «Ayer fue el cumpleaños de Sofía. Cumplió 27. Es hermosa e imperfecta en un modo… Sus cejas se juntan mientras concentrada escucha los consejos que Francis le da y los apunta en una libreta de piel roja que él le regaló en Navidad. Dirigirá su primera película el próximo mes. Es una producción de bajo presupuesto con un guión que Sofía escribió de un libro llamado Las vírgenes suicidas. Puedo escuchar a Francis que le dice: ‘Siéntate inmediatamente a un costado de la cámara para que los actores te vean, que sepan que tienes el control. Recuerda que las manos de los actores son tan importantes como sus rostros. Las manos son muy expresivas. Si cortas las manos del encuadre estarás perdiendo el 30% de la actuación».

La escena conmueve a la madre pero la llena de contradicciones: «en mi pecho siento cómo me queman y duelen los celos».

La muerte de su hijo mayor Gio (de Gian Carlo) pilló a la familia un 29 de mayo de 1986. Eleanor estaba con Sofía en casa y extrañamente se sentía enferma sin motivos aparentes. El teléfono sonó y ambas cogieron el teléfono en distintas habitaciones. Al otro lado una voz retorcida de dolor decía «Ellie, hemos perdido a nuestro amado hijo. Gio está muerto».

Crónica de fin de siglo

El diario de Eleanor narra los avatares de su marido durante la trilogía del El Padrino, su relación con Marlon Brando, la cercanía con De Niro. Es de cierta forma una crónica en la que pasean personajes emblemáticos de la cultura popular de Estados Unidos y unas películas quedaron para siempre en nuestra memoria.

Además de dar cuenta de los procesos creativos y los obstáculos con los que tuvo que lidiar Francis Ford Coppola, como la inclusión de Sofía en la última entrega de El Padrino en reemplazo de Winona Ryder, narra la angustia de su marido a la espera de la recaudación de Drácula, una película totalmente distinta a la que, al menos, su público esperaba.

Emocionalmente la narradora alcanza una tranquilidad mientras transcurren los capítulos, y su vida llena de personajes intensos, éxitos y tragedias a la sombra de su marido, se perfila como el la co directora de la historia de los Coppola.

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