Después de tres meses de paro y las mayores pérdidas que se recuerden en la industria del entretenimiento de EE.UU, muchos se preguntan quién fue el verdadero ganador, si los grandes estudios o los guionistas
Nadie duda que la unión que mostró el Sindicato de Guionistas Americanos (WGA) es de por sí el mayor logro; que consiguió torcerle el brazo a los grandes estudios y mantener en vilo a la opinión pública mundial. Hay quienes, consideran, incluso, que fue la miopía y la arrogancia de los ejecutivos la que derivó en la mentada huelga
Pero más allá de la mística sindical, muchos se preguntan si los alcances de la negociación son efectivamente positivos para los escritores.
¿Los guionistas?
Una de las mayores victorias que enarbola la WGA es haber acordado una tajada de la facturación de la industria digital. Considerando que en un futuro no muy lejano, televisión e Internet se verán en una sola pantalla y que los usuarios nos convertiremos en los programadores de lo que queramos ver cuando queramos hacerlo, es una gran conquista.
Forbes considera que con esto es suficiente, ya que hasta hoy día, la WGA arrastra el lastre de la pésima negociación que hicieron en los 80 para el formato de video casero. Ahora, han logrado plantar la bandera en el futuro.
Desde el inicio, los escritores ganarán un fijo de ganancias de $1,300 dólares anuales por un contrato de tres años y 2% de las ganancias de distribución anual. Por cada material nuevo de programas de ficción de dos minutos para nuevos medios, recibirán $618 dólares, más $309 por cada minuto adicional. $360 por dos minutos de comedia y $180 por minuto extra. Además, los escritores para este nuevo formato quedan acreditados y consiguen un seguro médico.
Pero para el New York Times, en cambio, los alcances de este acuerdo no están claros. De momento, «la publicidad es muchísimo más barata en las webs, y el dinero real se mantiene en los medios tradicionales… La WGA está orgullosa de establecer un porcentaje de ganancias de distribución pero será simbólica, a no ser que haya un cambio sustancial en la economía de la distribución digital».
Aunque la Paramaunt anunció este lunes, que creará una división para desarrollar programación en aparatos inalámbricos, como el i Phone por ejemplo, el NYT se pregunta si hacer series y programas para pequeñas pantallas implicará el dineral de sueldos y ganancias que hasta ahora «han sido la leche materna para los guionistas».
Adiós a los pilotos
Con el parón de tres meses y las consiguientes pérdidas y los nuevos convenios, muchos creen que la consecuencia inmediata de la huelga es la desaparición, tanto de las temporadas piloto, como de los pactos de desarrollo dramático. ESo es malo: significa menos trabajo y menos dinero para los guionistas en activo.
Para la revista Variety, cortando las temporadas pilotos y ahorrando para salvar el agujero que dejó la huelga y los nuevos compromisos económicos que han tenido que asumir los estudios, muchas de las futuras temporadas serán más cortas, lo que de nuevo significaría menos dinero para los escritores.
¿Los estudios?
Según Forbes, los grandes estudios deberían estar contentos ya que, a pesar de aceptar a regañadientes el reparto de los futuros proyectos digitales, la ecuación resultante de la plataforma tecnológica de Silicon Valley, más los guionistas y productores de Hollywood podrán hacer un trabajo muchísimo mejor «que lo que el vecino esté grabando y subiendo a Youtube». Seguramente, los estudios serán capaces de sacar dinero de esto mucho mejor modo que lo podrá hace Google.
¿La web?
Quienes barajan la tesis que la red fue la gran victoriosa tiene números concretos. Las proyecciones dicen que las ganancias derivadas del vídeo y las descargas serán del orden del los tres billones de dólares y 1 billón de dólares respectivamente en el 2010. Forbes cita a la PricewaterhouseCoppers, una de las más importantes asesoras de empresas, que predice que en los próximos cinco años cerca de la mitad del crecimiento industrial será generado a través de la Web y las nuevas tecnologías.
Con los acuerdos alcanzados tras la huelga, los nuevos medios han quedado legitimizados en la industria.