matar a un dominicano

diva

Acabo de leer La Perfección de Tiro de Mathías Enard; la historia de un francotirador en plena guerra civil sin mayores detalles que el horror, el miedo y la dicotómica existencia entre la necesidad y el deseo dentro de la sobrevivencia. Es un libro terrible y certero. Entras fácilmente en la cabeza del psicópata pero es imposible empatizar con él sin rebajarte.

La novela me llevó precisamente a hacer ese ejercicio mientras escuchaba hasta los pedos de mis vecinos  en el pseudo súper naturista Camping de las Islas Cíes que ya me daré tiempo de rajar. Pero me trasladé a mi barrio en Barcelona.

Pensé que  si fuera asesina y tuviera un rifle con silenciador (para no contaminar más) dispararía todos los días desde mi balcón a la intersección de la calle peatonal y la con tráfico donde se instala toda la chulería post adolescente de dominicanos a gritar, chillar y alardear… dispararía certeramente a esos que se tienden como si estuvieran en una tumbona sobre las motos y que a veces colocan una tabla sobre los asientos de éstas y juegan cartas a grito pelao desde las 20ºº hasta entrada la madrugada.

si no tuviera sentimientos, reventaría las ruedas de esas motos que hacen carreras sin misericordia por la calle peatonal llena de tiendas, bares, locutorios, niños, ancianos y que cada 300 metros la cruzan los coches.

si fuera una auténtica hija de puta le volaría los sesos a todas esos chulitos que muestran sus músculos y sus gayumbos que cubre sus culos de calendario homoerótico mientras un séquito de mulatitas les rinden baboso culto. también les reventaría el pecho a ellas cada vez que gritan «¡hijo del demonio!».

si fuera pésima de mala no dejaría ni uno vivo y la vida en este barrio se acabaría sobre las 1 de la mañana.

Pero luego leí La Breve y Maravillosa Vida de Óscar Wao, de Junot Díaz y se me quitaron todas mis ansias carnívoras de silencio, me dio una pena negra la historia de la RD y sentí una vergüenza espantosa de haberme puesto a jugar con la violencia hasta llegar a la xenofobia.

Ya estoy de vuelta en casa. Los dominicanos siguen allí. El ruido es infernal. Necesito más literatura que me reconcilie con las Antillas.

Un pensamiento en “matar a un dominicano

  1. Hola Angelita, que buen final tiene tu artículo…yo soy dominicano..pero descuida..pase eso mismo esta tarde aquí en mi país.porque frente a mi casa hay un colmado, la normativa ambiental no se cumple y todo el mundo sube su radio hasta donde quiere…es algo muy de esta cultura.

    Entré a tu blog detrás de una imagen muy buena que tienes de Mad men
    Espero que estés bien y seguiré leyendote.

    Un saludo

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