La ternura como imperativo

Hay gente manifiestamente tierna y habemos otros que no. Hay gente que le encanta hablar en dulce y a otros que nos carga. En general hay lenguajes paralelos para ambos pero hay terrenos donde uno domina el otro.

Ahí está el de la maternidad, con sus kilos de letras escritas sobre miel. Imagino que para muchas les va bien. Pero he podido comprobar que no soy la única que le repatea la literatura maternal donde se habla de “bracitos”, “tu guatita”, “tu nenito” y el moniguiento “consejos de mami a mami”.

A mí me van más los sitios en inglés donde me hablan de “it”, con todo el respeto del mundo, pero con un artículo neutro, sin florituras que para baboseos estoy yo.

De más está decir que las españolas, catalanas y vascas son muuuucho más secas que las latinoamericanas. Comparada con las ibéricas yo soy melcocha, pero de paso por mi patria me dan tiritones la dictadura de la ternura y lo rodeos dulces. Me he acostumbrado al pan-pan vino-vino de por aquí.

Mi amiga O, que me tiene prometido un libro de madres punks, me ha recomendado un artículo llamado Tres cosas que nadie te cuenta cuando vas a ser madre muy honesto sobre cosas pencas post parto que nadie te cuenta entre tantas flores y violines.

Aquí una perla: SANGRARÁS COMO UN CERDO

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