New York Times, Marie Claire, El País, JVC, Zara, estos son sólo algunos de los que se han rendido a las figuras de Jordi Labanda, uno de los ilustradores más reconocidos y demandados del momento.
“JORDI LABANDA: LOS FEOS SOMOS MÁS” o “NO AL JORDILABANDISMO”, son dos rayados callejeros que se encuentran en Barcelona. Son los detractores de la estética imperante, los dibujos de un joven diseñador catalán que a sus 35 años ha llegado tan lejos como muchos desearían. Nadie se puede mantener indiferente de lo que ya está por todos lados y en todos los países. En Chile, han llegado en los envases de la línea de perfumes de ZARA. En España aparecen el diario El País, como etiquetas en envases de agua mineral, como historieta cómica en el magazine del diario La Vanguardia, como mural en restaurantes de ambiente. También en The New York Times e ilustrando moda en Marie Claire y Vogue. Sólo en el buscador de internet Google (el más importante), se encuentran cerca de 6500 sitios donde aparece su nombre.
Sus dibujos recrean ambientes sofisticados y cosmopolitas, figuras estilizadas, frívolas y modernas, con todos los detalles arquitectónicos, de moda y diseño que completan una escena a la que muchos desearían pertenecer. Sólo gente “guay”, como dicen en España, “chic” en Francia, “cool” en el mundo anglosajón o “con estilo” en Chile. “La vida es demasiado chunga (mala onda) para no frivolizar, sino pregúntenle a Oscar Wilde”, dice en su defensa.
Como lo definiera Tyler Brûle, el ex editor de la revista Wallpaper (un referente obligado en el mundo del diseño; su actual editor es Alasdhair Willis el marido de la reconocida diseñadora Stella McCartney), el universo de las ilustraciones de Labanda son: “socialities libaneses pasándoselo en grande en Sao Paolo, jóvenes argentinos de cuerpos tonificados comprando snacks en Liguria, asistentes de vuelo de la antigua Swissair desembarcando en Accra, emergentes supermodelos suecas nadando desnudas en el archipiélago de Estocolmo, apuestos caballeros hanseáticos de Bremen disfrutando de un pícaro fin de semana en compañía de damas letonas y asistentes personales del Sultán de Omán comprando arte en la feria de Basel. Cuando en 1996 tuve la idea de lanzar una revista llamada Wallpaper, necesitaba encontrar un socio que pudiera recoger todos esos personajes y trasladarlos al papel. Afortunadamente, Jordi Labanda tenía una colección similar de amigos y freaks arremolinándose en su cabeza y el talento para trasladar toda su sastrería exquisita, sus excentricidades, sus complicados coiffures y sus recargados accesorios a los ambientes más suntuosos. Es más, del mismo modo en que podía orquestar el casting perfecto para una fiesta a la orilla de una piscina en Rabat, era capaz de capturar cada detalle arquitectónico y de diseño para hacer de esa experiencia un ejercicio de la precisión más absoluta”.
En pleno apogeo y lleno de trabajo, Jordi Labanda conversó con “CARAS” desde su estudio en Barcelona.
¿Qué estás haciendo en este minuto?
– ¡Uf! Varias cosas. Mira, estoy terminando las nuevas libretas que presentaré el año que viene. Hago ilustraciones de moda para Marie Claire. Estoy trabajando en una campaña de publicidad con una línea aérea de Suiza.
¿Con qué línea aérea?
-Es que no lo puedo decir. Es nueva y quieren hacer el lanzamiento con ilustraciones mías.
¿Con ilustraciones tuyas en los aviones mismos, así como Alexander Calder en los ’70 o Guayasamín?
-Bueno, va a hacer una aplicación bastante global, desde la publicidad y asuntos más internos de la compañía. Estoy preparando las ilustraciones para un centro comercial en Suiza. También las ilustraciones para una novela.
-¿Cómo empezaste con la ilustración?
Yo estudié diseño industrial y en un momento dado me dí cuenta que no me quería dedicar a ello y decidí que lo que quería era dibujar, que siempre me ha gustado. De buenas a primeras comencé a hacerlo. Fue un poco improvisado.
-¿Tú inmediatamente empezaste a establecer contactos con publicaciones y eso?
Mi primer cliente fue La Vanguardia, ¡imagínate!. Estoy trabajando hace nueve años. En ese minuto hacía ilustraciones para artículos de prensa y tal. Y luego me dieron la página que hago ahora.
El trabajo que hace Labanda para uno de los diarios más prestigiosos de España, es una ilustración de una página completa para el magazine dominical. Es una sección llamada “Si te he visto no me acuerdo” y lleva un pequeño texto cómico referente a algo que esté ocurriendo. Por ejemplo, en medio de las multitudinarias manifestaciones contra el apoyo del gobierno español a la guerra de Irak, Labanda dibujó a una pareja, que evidentemente era el presidente Aznar y su esposa, tomando el té mientras afuera se escuchaban los gritos de las manifestaciones. El texto decía “José Mari, ¿y si tuvieran razón?”.
¿Cuándo saltaste para a fuera?
-Sobre el año ‘95. Me fui a Nueva York y a partir de eso contacté a una gente allí, hice unas ilustraciones para el New York Times y obtuve una agente. Fue un poco así.
¿Te fuiste con una propósito concreto?
-Me fui a Nueva York pensando en visitar publicaciones de allá. Y la revista Interview y el New York Times me ofrecieron hacer colaboraciones y así fue como conseguí a mi agente porque le mostré las colaboraciones y le parecieron oportunas para su agencia.
¿Cómo te inspiras frente a cosas tan dispares, como agendas, carteras, publicidad, etc.?
-Es cada encargo tiene su propia filosofía. Cada encargo es diferente aunque la base siempre es la misma. Este rollo más glamoroso del life style (estilo de vida) y cosmopolita. Pero en el fondo cada trabajo tiene un aire diferente. Entonces hay que adaptarse al cliente en cada momento.
¿Y tus ilustraciones siempre se han movido dentro de ese mundo?
-Eeeem, sí, la verdad es que siempre me ha interesado mucho este mundo de la elegancia y la sofisticación y con un toque humorístico.
Es una cosa entre frívola e irónica…
-Sí, es que yo soy así. Entonces, pues…bueno. es lo que me sale.
La estética a lo que tú apelas no es un concepto que se mueve mucho en España…
-Bueno, es que en algún momento alguien tiene que empezar. Cuando comencé a trabajar había gente que me decía, “es que tu trabajo no parece español”. Y es que yo crecí aquí. Soy más barcelonés que uruguayo, porque mis abuelos yo nací en Uruguay y a los tres años ya estaba viviendo aquí. Y es así. Toda la gente tiene una fijación, un punto de vista diferente. Y este es el mío. Yo primo la sofisticación y la elegancia por sobre las otras cosas.
¿Cómo llevas la copia? Porque hay una cantidad impresionante de clones Labanda…
-Depende del día y de la calidad de la copia. Hay momentos que, estás de mejor humor y las copias te dan un poco igual y hay momentos en que estás mal y que te pone enfermo. Además hay quienes que imitan con peor intención que otros. Hay quienes imitan pero que al mismo tiempo pueden desarrollar un estilo propio, pero con una base que es mía. Pero hay gente que intenta de hacer aquello de lo clónico y a veces he tenido problemas para a primera vista reconocer una copia como “qué, yo he hecho esto?”
La gran mayoría de los afiches, flyers e ilustraciones varias que uno puede encontrar por estos días en Barcelona son o de Jordi Labanda o clones Labanda. Es impresionante como su universo ha pegado tan fuerte que es copiado por muchos o derechamente pirateado.
¿En qué momento se te ocurrió hacer lo de las carpetas y monederos?
-En mi caso ha sido todo bastante fácil. Yo no tengo la sensación de haber sufrido mucho para hacer las cosas. Un día me llamó el fabricante de estas cosas y me dijo si quería hacerlas y yo le dije que bueno. No es que yo un día yo me levantara por la mañana y dijera “voy a hacer carpetas” y no, me llamaron y ya está. Lo que suele pasar es que las cosas que hago suelen tener como bastante éxito comercial y todo parece tener como una estrategia para conquistar el mundo y en verdad es todo mucho más sencillo.
Esta línea de carpetas, bolsos, libretas, monederos inunda muchas tiendas de moda o sitios de internet donde se pueden encargar. Causan furor e incluso existen muchos chats (conversaciones en línea) de moda en que la gente intenta averiguar dónde poder comprarlas. Un bolso puede costar fácilmente cuarenta mil pesos.
¿Y por qué crees que has tenido este éxito comercial?
-¡Jo! Es que esto es una gran pregunta. Yo creo, para empezar, es ofrecer algo nuevo. Quizás porque, seguramente, la sociedad estaba demandando algo parecido Y porque… ¡porque sí!
¿Suerte, quizás?
-Hombre, sí, suerte.
¿No te da miedo cansar a la gente?
-Más o menos desde que empecé que siempre hay alguien detrás que me está haciendo esta pregunta. Entonces ya he aprendido a vivir con ella. Bueno, ¿cansar?,pues lo mismo que mucha gente que lleva haciendo cosas durante muchos años. Siempre que intentes renovarte y hacer cosas nuevas. Aunque está muy bien convertirte en un clásico. Que es un poco a los que yo aspiro. A mi me gustaría que dentro 30 o 40 años, tu vieras ilustraciones mías y no te pareciera algo pasado de moda, si no como todavía algo fresco y como algo ya muy asimilado.
¿Nunca has pensado en irte al cómix? ¿Un poco como seguir explorando la idea que haces en La Vanguardia?
-No, no, es que el comix siempre me ha aburrido. ¡Jo! Es que tienes que hacer tantas repeticiones y viñetas, que me canso.
¿Cuándo haces una ilustración para una carpeta, utilizas ese mismo dibujo o ámbito para otro trabajo?
-La verdad es que no, no suelo repetir nada. Como que cada encargo que me llega tenga la ilustración que le toca. En muy contadas ocasiones he repetido alguna ilustración. Y realmente para cosas que no tengan nada que ver para el encargo original. Pero es un tema que no me gusta nada
¿Dibujas a mano?
Sí
¡Uau!
-No, es que a mi “uau” me parecería dibujar por ordenador. Es que soy muy rápido para trabajar. Es que es la manera en que sé trabajar pero no sé hacerlo de otra manera.
¿Cuántas ilustraciones haces a la semana?
-¡Uf! Es que esto depende. Siempre que me preguntan cifras tengo un lío. Es que depende de la semana. Yo qué sé…cinco o seis…
Sabes, que cuando recién llegué a Barcelona, lo primero que vi fue tu trabajo en La Vanguardia y pensé que tenías como 60 años y me sorprendió saber que fueses tan joven
-¡¡¡Aaahhh!!! Jajá jajá es que las referencias que doy son bastante retros.
¿Te gusta ese ámbito?
-Es que me gusta demasiado los años ’60. Aunque esté ilustrando un tema actual al final el dibujo siempre acaba teniendo un poco ese aire retro. Y supongo que lo apoya demasiado el hecho del trazo manual que queda un poco como ilustración antigua aunque tú no quieras Y yo uso guasch que también ayuda a dar ese toque.
¿El guasch es la acuarela?
No, es como una acuarela más sólida que te ayuda a tapar y da este tono de ilustración antigua. Y cuando algún cliente recibe un original mío la gente queda alucinada porque la gente ya no está acostumbrada a recibir obras en papel y ¡ostras!. Cambia mucho la percepción al ver algo directamente.
¿Tu vives en Barcelona?
-Sí, es que en Barcelona se está muy bien. No quiero moverme. Por mi profesión podría vivir en muchas partes: en Nueva York, Londres o París. Porque tendría las facilidades para hacerlo. Incluso tendría a los clientes más cerca. Pero es que precisamente tengo una profesión en la que puedo trabajar a distancia. Segundo porque no me gusta nada pero nada, vivir en el mundo anglosajón, lo encuentro muy agresivo para mí. Y tercero, es que Barcelona es maravillosa. Está muy bien ese punto de reconocimiento casero. A la gente le hace mucha gracia que yo viva en Barcelona.
Hace unos meses, Jordi Labanda publicó un libro llamado “Hei Day”. Es un edición de lujo de gran tamaño en el que se puede ver todos los escenarios imaginables. Desde esos ámbitos de coctails, jazz, viajes hasta escenas más eróticas o sugerentes.
El libro “Hei Day”, ¿cómo se te ocurrió el concepto, que no tiene texto ni historia lineal?
Es a recopilación de mis trabajos publicados. Esto es lo mismo, un día me llamó un editor y me dijo si quería hacer el libro y le dije que sí. Y nos pusimos a trabajar en ello. Me he preocupado de poner las cosas más bonitas más representativas. No me apetecía poner texto, yo creo que mis ilustraciones ya hablan mucho por sí mismas. No iba a hacer un ensayo…Es que yo creo que la final, como en los buenos libros, cuando los has acabado te ha generado un estado de ánimo, aunque no hayas leído ni una palabra, porque las imágenes te van envolviendo. Que es como un poco como cuando estás escuchando la música de un dj, ¿no? Que te va transportando de un sitio a otro
¿A ti te gusta jugar con eso?
Sí, la verdad es que sí
Porqué pinchas música, ¿no?
Sí, en un bar en el barrio de Gracia. La verdad es que me encanta.