Es difícil entender cómo una nación de tan solo 300.000 mil personas tenga 39 editoriales en todo el país. Es difícil entender cuando uno viene de un lugar donde esa industria está de capa caída.
En Islandia, muy por el contrario, es uno de sus fuertes. La gente lee, y lo hace con voracidad. De Latinoamérica conocen a muchos y estudian en la universidad a Borges. El argentino alucinó con las sagas islandesas, relatos, que para muchos son las primeras novelas de occidente.
Son historias heroicas, de héroes fuertes y luchadores, que sólo se encuentran en Islandia. En ningún otro país Nórdico. Fueron ellos quienes plasmaron con letras la tradición oral
La herencia escrita de este país es gigante y remota. Durante años fueron ellos quienes vendían biografías a los reyes noruegos.
La industria cultural islandesa aporta el 4% del PIB de la isla. Y la música por sí sola, ¡el 1%!.
Es alucinante que un país tan pequeño ha sabido mantener su lengua y generar un mercado gigante escribiendo en ésta, una lengua a todas luces minoritaria. Es contravenir todas las leyes de la mercadotecnia. pero ahí están los islandeses, con librerías en todos lados. Hay poetas por doquier, excelentes poetas, ensayistas, músicos y novelistas. Ojo con Halldór Laxness quien ganó el nobel de Literatura en 1955.
Con todo esto, Islandia se encuentra postulando a la Unesco como Legado Literario de la Humanidad. Mi amiga Helga no para de traducir al inglés un enorme documento que revisa la impresionante historia literaria de su país y me lo comenta en estas noches donde la luz no desaparece jamás