EL 1 de agosto a las 20:30 será el estreno del documental Apaga y Vámonos, del director Manel Mayol, en el Centro Arte Alameda.
En el 2004, dos catalanes viajaron a Chile para trabajar junto a un equipo de local. Querían rodar un documental sobre el aplastante poder de las corporaciones. Cuatro años después y tras un circuito de reconocimiento internacional, Apaga y Vámonos se muestra por primera en nuestro país
“Quiero ver fluir salvajes nuestros ríos sureños/ no pongas tus cristianas manos en lo más sagrado que tenemos”
, dice Río abajo, la canción que los Fiskales Ad Hoc compusieron para denunciar la destrucción del territorio mapuche. El chileno Sergio Armstrong, quien trabajaba como director de fotografía en Apaga y Vámonos le contó a las catalanes de esta banda y de aquella canción. No fue posible contactarse con ellos.
Ya de regreso en Barcelona, el productor Esteban Bernatas se topó con una fotocopia pegada en un muro que anunciaba una tocata de los Fiskales que actuaban en un desaparecido local social, La Makabra.
Se puso en contacto con ellos. Les mostró el documental. Según cuenta Melanie Jösch en un artículo publicado en la extinta Rocinante, la reacción inmediata de los Fiscales Ad Hoc fue ceder los derechos de Río Abajo para el documental. ¿Por qué?
Lo que vieron en ese entonces fue lo mismo que ha hecho que este documental, grabado en el 2004 en el Alto Bio Bío, Santiago y Temuco, haya recorrido 62 festivales del mundo desde el 2005 y ganado siete premios. De esa sesentena de festivales, tan sólo uno es chileno. En octubre del 2005 se pasó por única vez en nuestro país durante el Festival de Cine de Valdivia. Por anga o por manga, los chilenos capaces de programar un documental que narra el conflicto ENDESA, Gobierno Chileno y pueblo Pehuenche tras la construcción de la represa de Ralco, no lo hicieron.
El documental transcurre entre imágenes tristes y hermosas del Bio Bío, desgarradores testimonios de los pehuenches víctimas de las miserables permutas hechas por Endesa bajo el amparo de la Concertación. Aquella oscura negociación es descrita por el abogado Roberto Celedón, quien defendió a la pehuenche por Nicolasa Quintramán. Aparecen mapuches en la clandestinidad, líderes araucanos y el entonces presidente de Endesa, don Rodolfo Martín Villa, funcionario del franquismo, del Partido Popular y ahora del grupo Prisa. La globalización borra todo tipo de fronteras.
Quienes hablan son los protagonistas de uno de los capítulos claves de nuestra historia reciente, cuando tras el regreso a la democracia y el mismo año que se promulgó la ley indígena que protegería tanto a las minorías étnicas como a sus territorios, el gobierno de Eduardo Frei Ruiz Tagle privilegió la ley energética por sobre la indígena, sentando un precedente de lo que sería la relación del Estado chileno con los pueblos originarios del país.
Ni el director Manel Mayol ni el productor pensaron nunca en hacer un documental sobre los pehuenches y de hecho no lo hicieron. Querían sencillamente tocar el tema de las transnacionales y como éstas pueden hacer y deshacer frente a una comunidad indefensa y una democracia pegada con mocos.
Afortunadamente el equipo pudo cumplir con su tarea y grabar a la comunidad mapuche, zafando, por milagro, del acoso policial que se vive en el sur del país. Cuatro años después de ese hecho, la documentalista Elena Varela se encuentra en prisión preventiva y todo el material requisado sobre su documental Newen Mapu Che. El 17 de marzo pasados, los franceses Christopher Cyril Harrison y Paul Rossj, que filmaban un documental sobre el conflicto mapuche, fueron detenidos en Collipulli y al día siguiente recibieron una paliza de parte de un grupo de desconocidos. El 3 de mayo los italianos Giuseppe Gabriele y Dario Ioseffi, fueron apresados en un predio de la Forestal Mininco, también en el medio de una filmación. A los primeros los acusaron de haber provocado el incendio que estaban filmando. A los segundos les atribuyeron haber robado madera. Ambos equipos, tras el incidente, abandonaron el país.