Simone de Beauvoir Se Tiende Sobre El Sena

La ciudad de París rinde un homenaje a quien fuera la intelectual francesa más importante del siglo XX con una pasarela peatonal tan sencilla como hermosa. El arquitecto chileno José Luis Fuentes asumió la dirección de la obra y desde la Cuidad Luz habló con CARAS.

La pasarela Simone de Beauvoir se inauguró el pasado mes de julio con bombos, platillos y la presencia del alcalde de la ciudad, el elegante y napoleónico Bertrand Delanoë; bajito, carismático y omnipresente. El primer socialista en ocupar ese cargo, el primer alcalde homosexual en hacer pública su condición. También figuraba Sylvie Le Bon de Beauvoir, la hija adoptiva de la intelectual parisina, albacea de toda su obra. No era un evento menor, la ciudad de París abría uno de sus nuevos atractivos urbanos bajo el nombre de una de sus mujeres más relevantes.

“Todavía no puedo entender cómo la humanidad durante 2000 años fue capaz de negarse la mitad de sí misma”, dijo el alcalde a la hora de reconocer el crucial aporte de la intelectual francesa en la revolución femenina.
Se abría así la cuarta pasarela peatonal sobre el Sena, la primera construida en este siglo. A poca distancia del edificio Chemetov-Huidobro, el ministerio de Finanzas de París construido por el arquitecto chileno más internacional, Borja Huidobro. Lleva pocos meses abierta al público pero sin duda la pasarela Simone de Beauvoir ha generado el dinamismo que se esperaba al colocar un puente exclusivamente peatonal entre el parque Bercy y la imponente Biblioteca Nacional Françoise Mitterrand.

Durante la pasada Nuit Blanche (la noche blanca), en octubre recién pasado, la noche parisina abrió sus museos y galerías y los espacios públicos se llenaron de instalaciones. “Se montó una escalera al cielo en la biblioteca que colgaba entre las torres. La gente atravesaba la pasarela desde el parque ya que había muchas actividades hacia la biblioteca”, cuenta con entusiasmo el chileno José Luis Fuentes, arquitecto jefe del proyecto.
Desde que se uniera a la prestigiosa oficina Feichtinger Architectes, liderada por el austríaco Dietmar Feichtinger, Fuentes ha estado ligado a obras y proyectos europeos. Esta vez fue la primera que asumía como jefe de proyecto pese sus 32 años. Actualmente trabaja en dos de pasarelas: una en el Mont Saint Michel y la segunda sobre el Rhin que conecta la localidad francesa de Huningue y la alemana de Weil am Rhein cercana a Basel. El concurso de ésta último fue ganado por el mismo Fuentes. Aunque Feichtinger Architectes no se dedica exclusivamente a los puentes y las pasarelas, sí se puede decir que Dietmar Feichtinger tiene la voluntad de la simpleza y de dar vida a espacios urbanos en gestación.

Sin ir más lejos, los barrios que une esta pasarela son sectores de viviendas relativamente nuevos en la ciudad. Antaño fueron bodegas de vino y líneas de trenes de carga. Con la construcción de la Biblioteca Nacional, el peso y la importancia de este complejo desplazó un foco de interés hacia este sector y tanto el parque de la ribera opuesta como la piscina flotante sobre el río a un costado, convierten esta parte de París en todo un evento de interés. El difícil arte de hacer pasarelas

Desde que su oficina ganara la licitación de Simone de Beauvoir, el proyecto no ha estado exento de problemas. Según recuerda el arquitecto chileno, “en diciembre del ’99 (año en que se firmó el contrato) hubo una tormenta de viento muy fuerte en Francia. Se cayeron árboles y hubo muchos destrozos. En París los vientos alcanzaron más de 200 kms/hr. El cliente, la ciudad de París, decidió revisar las normas que estaban previstas, como las hipótesis de vientos, y minimizar riesgos. Sobretodo porque en el sitio donde está la pasarela el Sena es bastante ancho y se presta para que haya ráfagas, incluso en un día normal”.

El 2000 Inglaterra, el rival eterno, “los espías” como los llaman peyorativamente enla república, inauguran con bombos y platillos el Millenium Bridge de Londres que une la nueva Tate Modern con la catedral Sant Paul. Abren la pasarela de Lord Foster y la cierran a la semana porque entre la cantidad de gente que circula y la vibración inherente a un puente, la gente quedaba rebotando. Se cierra por uno año. Gran escándalo para la ciudad.
“También en París hubo que cerrar por un buen tiempo la pasarela Solferino que está frente al Museé D’Orsay. Todo esto significó que se reestudiaran las vibraciones en base a lo que había pasado y implicó que se atrasara todo”.

Un Puente Largo sin Pilares Centrales

El ancho del río en este tramo alcanza 140 metros sin interrupciones como las islas en el centro de la ciudad. El espacio entre los dos puentes, el de carga y la pasarela, es de 700 metros. Es casi una laguna donde frecuentemente se pueden hacer concursos a vela y navegan kayacs. “Feichtinger optó por un desafío que no estaba estipulado en el concurso: no poner ninguna fundación en el río y anclar los apoyos fuera de éste para así liberarlo lo más posible y no interrumpir esta amplitud”, agrega Fuentes.

Opción no exenta de dificultades. El arco de la pasarela debía ser muy tendido para ser caminable lo que estructuralmente hace imposible que se mantenga solo. “De ahí nace la idea del arco invertido”, explica el arquitecto. “Esto creó que en el centro haya dos curvas cóncavo convexas que se cruzan creando un espacio central semi cubierto que también era parte del encargo. La ciudad quería que en esta pasarela se pudieran hacer eventos, exposiciones, actividades efímeras. No es para que se instale algo definitivo sino para que sea realmente algo efímero como una exposición de esculturas, un mercado de libros, etc.”

¿Cómo se inscribe este proyecto en la cuidad de París?
“Tiene una cierta audacia en términos estructurales pero a la vez es algo extremadamente simple, hay un suelo de madera, unas barandas que casi no se ven y listo. Es un proyecto desnudo y eso se sitúa muy bien en París donde se hacen cosas muy rebuscadas. Este proyecto le da mayor valor a las vistas desde el puente o hacia este mismo. Si lo miras desde otros puentes casi ni se ve. Es parte de esta simplicidad que se busca”.

Como tanto la biblioteca y el parque están a un nivel alto, la pasarela tiene una altura privilegiada en cuanto a las vistas desde ella. “Se redescubren desde allí todos los monumentos parisinos: se ve la torre Eiffel, Notre Dame, Sacré Coeur, el Pompidou. Se alcanza a reconocer desde lejos referencias parisinas clásicas. Te sitúa súper bien en la geografía del lugar y es muy importante eso ya que permite recentrar este lugar”

La pasarela fue construida por la empresa Eiffel que es una suerte de herencia de la célebre empresa de Gustav Eiffel. Más o menos el largo de la pasarela de 304 metros corresponden a la altura total de la torre más famosa de la ciudad. La parte central de la pasarela, la “lentille” (el lente) fue construida en los talleres de Alsacia de la empresa que están a la orilla del Rhin. La totalidad de esa estructura, que mide 106 metros de largo, navegó sobre un barco que descendió por el Rhin, atravesó el mar del Norte y subió por el Sena, atravesando los puentes parisinos hasta ser instalada a las estructuras en cada ribera que la esperaban para que el puente naciera.
Los cineastas franceses Ludovic Rivalan y Alain Kantarjian actualmente trabajan en un documental sobre la pasarela que acaba de obtener un estrecho segundo lugar como el mejor edificio del año. Por un sólo voto La Escuadra de Plata se la llevó -cómo no- un arquitecto francés con la extensión de la Municipalidad de Marsella.