MI PRIMERA VEZ

La ordenanza del incivismo, que entre otras cosas multa a los grafiteros, me arañó a fines del 2005 cuando BCN prohibió vender mis fotos con pancartas y graffitis en un mercado del Raval al achacarme una «apología al incivismo» que más tarde cambió
por una «ofensa a la dignidad de terceros». Un mes estuve por los kafkianos laberintos de Ciutat Vella intentando que alguien me escuchara para recuperar mi trabajo. Ni disculpas ni un llamado ni una compensación económica por el mes parada recibí del Ayuntamiento más allá de un «permitido». Podría pensar que para BCN no es lo mismo que un Jordi fotografíe un graffiti a que una chilena lo haga. Pero esto no es cosa de nacionalismos miopes sino la muestra de la ineptitud y la descoordinación de quienes manejan esta ciudad y que a punta de multas y coacción pretenden convertirla en la Suiza del segundo mundo en contraposición a quienes apuestan por rescatar el espíritu de este hermoso puerto.

Me alegra que el Ayuntamiento de BCN reconozca el valor artístico de un graffiti al premiar la fotografía de Jordi Lleó en el concurso Fotoweb Barcelona 2006. Según lo publicado, BCN no sólo reconoce en la imagen algo propio de la ciudad si no que también ve una muestra de la diversidad de quienes la habitan y además de darle el primer lugar de entre 514 trabajos la incluirá en un catálogo promocional.
La ordenanza del incivismo, que entre otras cosas multa a los grafiteros, me arañó a fines del 2005 cuando BCN prohibió vender mis fotos con pancartas y graffitis en un mercado del Raval al achacarme una «apología al incivismo» que más tarde cambió
por una «ofensa a la dignidad de terceros». Un mes estuve por los kafkianos laberintos de Ciutat Vella intentando que alguien me escuchara para recuperar mi trabajo. Ni disculpas ni un llamado ni una compensación económica por el mes parada recibí del Ayuntamiento más allá de un «permitido». Podría pensar que para BCN no es lo mismo que un Jordi fotografíe un graffiti a que una chilena lo haga. Pero esto no es cosa de nacionalismos miopes sino la muestra de la ineptitud y la descoordinación de quienes manejan esta ciudad y que a punta de multas y coacción pretenden convertirla en la Suiza del segundo mundo en contraposición a quienes apuestan por rescatar el espíritu de este hermoso puerto. Cada fin de semana desde la Rambla del Raval contemplo el espectáculo de una ciudad que vacila entre ser un Miami de piernas abiertas a la inversión voraz y al turismo de sol, sexo y cerveza o un referente cultural que genera vida y construye futuro. Me alegra que una rama de BCN reconozca a quienes registran esta ciudad más allá de Gaudí y que el premiado sean dos plantas carnívoras en una fachada de Horta. Enhorabuena Jordi.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.