Aún no está terminada y ya da que hablar. Muchos esperan el estreno de esta película en montaje y nada mucho más se sabe, además que ha congregado un elenco de lujo, músicos de excelencia y reconocidos profesionales audiovisuales. La ópera prima de un director hasta ahora desconocido, es un misterio de principio a fin, orquestado a propósito por sus propios dueños.
Fuga está en fase de post producción y es quizás ya, uno de los estrenos cinematográficos más esperados del año. Es la primera película de joven realizador Pablo Larraín (28 años), un melómano profundo, quien ya trabajó como asistente de dirección de Miguel Littín en Tierra del Fuego. En su primera experiencia como director ha logrado congregar un elenco de actores de primera línea como Héctor Noguera, Willy Semler, María Izquierdo, Alfredo Castro (en su primera experiencia cinematográfica), Paulina Urrutia, Francisca Imboden, José Soza y Alejandro Trejo, entre otros. Y en los protagónicos, junta nada menos que a Benjamín Vicuña con el argentino Gastón Pauls (Nueve Reinas y Nueces para el Amor).
Es una producción con un presupuesto total de un millón de dólares, que desde su concepción hasta ahora ha logrado congregar fondos públicos como el Fondart e IBERMEDIA, el apoyo de la fundación CorpGroup y financistas privados. Con ello, han montado una producción con 52 técnicos, 55 actores, 2400 extras y 19 locaciones, entre las que destacan Valparaíso, el teatro Municipal y un centro de rehabilitación de tuberculosos en San José de Maipo, que fue reconvertido en hospital psiquiátrico para la película. Además, congregaron a músicos de la Sinfónica, la Orquesta de Cámara y la Filarmónica. Han contado con la ayuda de profesionales de la talla de Cristina Littín, una de las figuras que mejor maneja la inconmensurable industria del cine; Miguel Joan Littin, quien además de realizar la dirección de fotografía y cámara en Fuga, lo ha hecho en las películas de Andrés Wood y Rodrigo Bazaes en la dirección de arte, un hombre que además de trabajar en los dos grandes éxitos locales “Machuca” y “Sexo con Amor” ha estado presente en el trabajo de grandes hombres del teatro nacional como lo son Ramón Griffero, Juan Radrigán y Alfredo Castro.
Aún en fase de montaje, partieron a Cannes, al mayor mercado cinematográfico mundial junto a la productora ejecutiva Cristina Littin, para establecer contactos y ver las posibilidades de una salida internacional de la película que significaría alcanzar un difusión mundial. Pero el director Pablo Larraín y los dos productores, sus hermanos Hernán (30) y Juan de Dios (27) –ambos abogados-, son muy cautos a la hora de hablar de resultados. Todo se sabrá más adelante, por ahora han podido establecer contactos, ver el tamaño de la industria mundial y cómo se transan las películas.
La siguiente entrevista se lleva a cabo en Cannes, en uno de esos soleados días de la Costa Azul, que mientras la atención está en la celebridad que cruza la alfombra roja, otros trabajan como hormigas para hacerse un espacio en el mercado cinematográfico, con el bagaje de un país que produce cuatro películas al año.
Llegan los tres hermanos y se les ve bastante cansados. Nos sentamos en un hermoso restaurante llamado Pastís, un lugar de mesas de madera y decoración provenzal y Hernán advierte sonriendo: “Pablo tiene un problema estructural con la prensa”
“Es que cada vez que sale un artículo sobre Fuga, el único acento que parece interesar es que mi padre es un senador UDI y que yo no comparto su opción política”, explica Pablo ya medio cansado.
Lo cierto es que para preparar esta entrevista, la gran mayoría de artículos de prensa recopilados decían eso, que Pablo era hijo del senador UDI Hernán Larraín, como también que Juan Cristóbal Meza, el compositor de Fuga es hijo de Delfina Guzmán y Gustavo Meza y, para no ser menos, agreguemos que Joan y Cristina Littin son hijos del cineasta Miguel Littin.
¿De qué se trata Fuga?
Pablo: La película cuenta la historia de una música y como una persona, Eliseo Montalbán, interpretado por Benjamín Vicuña, enloquece con esta música. Y también cuenta la historia de otro hombre, el argentino Ricardo Copa, encarnado en Gastón Pauls, que hace todo lo posible por recuperar esta misma música. Es una película que habla sobre la dificultad de la creación, una mirada de la música clásica desde Latinoamérica.
-¿Qué genero es?
Juan de Dios: Drama.
Pablo: Es un drama que tiene algunos elementos de thriller. Pero también habla sobre la identidad del arte y también de un Chile de hoy y cómo se relaciona con sus artistas y con sus obras de arte, qué pasa con la música, qué importancia tiene en la sociedad. Pero para explicarlo brevemente, es una composición original que causa distintos estragos de quienes van involucrándose con ella.
-¿Cómo lograste formar un elenco tan de primera?, ¿cómo pudiste convencerlos?
P: Pensé cuál podría ser el elenco ideal para la película y le mandamos el guión a todas esas personas pero con la condición que si no les gustaba, no comentaran nada y que por favor lo devolviesen. Esa forma les gustó mucho, al parecer. Y a cada uno le convenció la historia y finalmente aceptaron todos, lo que fue muy alentador.
Hernán: Piensa que estuvieron ahí, apostando desde el principio.
P: Claro, en ese momento los invité a participar en la película, pero entonces no teníamos ni uno, no éramos nadie, no teníamos nada, y ellos nos apoyaron muy en el principio para ir a FONDART. Es decir, se sacaron todos fotos y firmaron la carta de compromiso para la postulación y luego nos lo ganamos.
– ¿Cuándo fue eso?
P: En agosto del 2003. Gané el Fondart pero no tenía nada, sólo 50 millones de pesos, así que tuve que pedir prórroga. Lo único que había era el guión, que hicimos con el actor y guionista Mateo Irribarren, que es mi amigo.
J d D: A los meses entramos con Hernán a la producción. Ninguno de los dos lo había hecho nunca. Nos reunirnos con un montón de gente para conocer mejor la industria. Nos sentábamos con cuaderno, anotábamos todo y eso lo pasábamos a un documento y de ahí a un plan de negocios…
H: Claro, había que buscar financiamiento y los primeros meses nos fue mal hasta que cambiamos la estrategia de cómo pedir ese financiamiento a privados.
P: ¡La cantidad de veces que nos dijeron que no….!
JdD: Si haces un análisis financiero de las películas en los últimos 5 años, te das cuenta que hay un crecimiento pero que aún así hay una cierta cantidad de plata que puedes asegurar que vas a devolver, explotando todas las ventanas de cine (tv cable, tv abierta, dvd, vhs, aviones). Por lo tanto, lo que corresponde salir a pedir es eso, porque salir a pedir 1 millón, tienes que tener el éxito que tuvo Sexo con Amor o Machuca y eso, antes de hacer una película, es muy difícil garantizarlo. Después de hacer todos los análisis nos dimos cuenta que teníamos que involucrar plata que fuera de fondos retornables y fondos no retornables.
-¿No tuvieron problemas o sortear prejuicios al ser una ópera prima?
P: No, nunca pasó eso.
J d D: O te lo decían. Que era ópera prima para él y para nosotros.
H: O te lo hacían sentir.
P: Es que como dice Alejandro Amenábar, lo más importante en el cine es el sentido común. Y yo creo eso, que en cine -como en cualquier negocio- pero muy especialmente en cine, es crucial dar confianza. Y el guión fue fundamental ya que todos se involucraban partiendo de un guión que hasta ese momento era lo único que había.
El habernos ganado un Fondart, siendo una ópera prima, habla muy bien del funcionamiento de las instituciones culturales estatales, ya que no se ciñen por prejuicios y están apostando por proyectos que les parecen viables.
– ¿No hubo cierta resistencia por parte de la gente que invirtió en el proyecto que fuera de música clásica, que quizás no sería de gusto popular?
H: Al contrario, muchos se entusiasmaron y les gustó porque la película le da esta importancia a la música clásica. Además, piensa que hace tres siglos la música popular era la que hoy consideramos clásica.
P: Además, gran parte de las bandas sonoras en cine están hechas con música clásica.
-¿Cómo fue el proceso de la composición de la melodía?
P: Con Juan Cristóbal Meza ya habíamos trabajado antes un par de veces y yo quería que fuese él quién la compusiera. La fuimos trabajando juntos; él me iba presentando partes. Es pianista, entonces hizo una composición en piano, eso se orquestó lo grabamos. Y ahí empieza a meterse la gente, lo grabamos con una mezcla de músicos de la Filarmónica, de la Sinfónica y de la Orquesta de Cámara de Santiago. Y ahí el director de la orquesta para la grabación y que además fue el coach de Benjamín Vicuña para la película, fue José Luis Domínguez, que es el director residente del Teatro Municipal de Santiago y es seco, un tipo de 33 años que es un excelente profesional.
H: Esa fue otra persona que se fascinó con el tema y se comprometió.
P: No solamente dirigió a la orquesta para la grabación y para el ensayo, además le hizo las clases a Benjamín, estuvo en el rodaje detrás de la cámara, diciéndome a mí y a Benjamín que estaba bien y qué estaba mal de lo que estábamos haciendo. Era súper importante para nosotros que fuera verosímil. En la película hay seis actores que estuvieron sometidos a clases de música tres meses antes de antes de filmar.
– Que son…
– La Paulina Urrutia que aparece tocando chelo, Mateo Irribarren el contrabajo, Marcial Tagle la viola: los tres impecables. Gastón Pauls estuvo en clases de piano con un profesor dos meses en Argentina. Benjamín estuvo en clases de piano y de dirección de orquesta.
¿Aparece todo el tiempo como si realmente tocara piano?
P: Tocaba los primeros 20 segundos de fuga de Bach y tuvo un mes para eso. Además, lo que yo hacía era más complejo para él, porque ponía un plano abierto donde salía el actor, el instrumento y él tocando. Hay siempre momentos de la música donde se muestra que ciertas partes están siendo tocadas por el protagonista y no necesariamente las más fáciles. La Francisca Imboden se aprendió cinco minutos en piano y no sabía tocar nada antes.
– Después de esta experiencia, ¿que impresión te merecen los actores?
P: Son muy trabajadores y muy metódicos. El teatro es una escuela maravillosa. Tienen esa formación de método que es muy buena y que fue muy útil para una película como Fuga porque se entrenaron de forma muy coherente y preocupados de hacer un buen papel no sólo desde el punto de vista teatral sino también técnico. Y el cine es muy técnico.
¿Tú dirigiste a los actores?
Sí, me parece que el director debe dirijir a sus actores.
-¿Hubo alguna sorpresa al ver a los personajes interpretados en carne y hueso?
Cuando ya te pones a ensayar empiezan a aparecer el por qué se dice, cuándo se dice, para qué se dice esto. Y ahí cada actor me ayudó mucho a construir sus personajes de la manera más coherente y lógica posible. Y ahí fue porque son actores muy buenos y de mucho oficio. Los actores tienen roles activos en la creación del personaje, pero a partir de algo, de un guión o si no es una locura.
-¿Y te sorprendió alguno?
Benjamín Vicuña hizo un papel increíble, creo que va a llamar mucho la atención y poca gente lo espera. Creo que Gastón Pauls es un monstruo. Y de sorpresa, porque yo no sabía, la Paulina Urrutia es una gran actriz, es hermosa. Y también uno de las nuevas revelaciones es Marcial Tagle, que hizo un papel muy bueno.
J d D: Y Héctor Morales
– ¿Cómo fue trabajar con Alfredo Castro, que era la primera vez que hacía cine?
Alfredo tiene un personaje emblemático dentro de la película. Fue una experiencia trabajar con él no sólo por la mirada que le dio a su personaje como actor, sino que por algunos consejos que me dio de cómo enfrentar la obra dramática en general, en su perspectiva más amplia. Me topé con un tipo brillante y muy sensible la verdad, con mucha disposición a entregar todo su talento. No tenía por qué hacerlo. Perfectamente pudo haber hecho su papel, haber ensayado y haberse ido para la casa. Pero a la hora de involucrarse en lo que pasaba, para mí fue una gran ayuda. Un tipo muy generoso, un maestro, que afortunadamente tenemos en Chile y que es algo que mucha gente sabe y que él también lo sabe.
¿Por qué creen que va a gustar la película?
J dD: Es una trama distinta. No es política, no es marginal, no es de sexo, hay un cuento nuevo, una narrativa y una historia súper interesante, novedosa y entretenida. Además las imágenes son muy potentes, no solamente de fotografía, que está impecable, sino de lo que se ve, los lugares de Santiago y de Valparaíso que fueron escogidos con mucho acierto.
Un Film sobre una Música
– ¿Por qué pensaste hacer una película de una música?
P: No es que haya pensando eso específicamente, las cosas se fueron dando porque vas metiéndote en un tema y nunca tienes muy claro desde el principio lo que quieres contar. En la medida que vas estructurando las ideas y comienzas a trabajarlas, se te empieza a elaborar el discurso; la idea de la película fue un viaje, un resultado finalmente. El por qué de la música, porque es probablemente la forma artística más compleja, la más abstracta, la más emocionante, la más poderosa, la más envolvente.
– Bastante abstracto, también
P: Me parece que una pieza orquestada bien hecha, en circunstancias cinematográficas puede transformarse en un aporte muy especial y original también. Cuando te fijas que hay un grupo de personas que está buscando una música, están buscando algo que es muy abstracto, que no significa nada realmente en un mundo tan concreto, tan pragmático y tan inmediato. Por lo tanto, el tener un par de personajes buscando una melodía, unas notas ordenadas en una partitura, parece un poco absurdo, pero es así y hay gente que está en eso. Metido esto en el conflicto de la película, donde está el tema del talento, de quién es original realmente y quién no… Estamos hablando de alguien que crea una música que lo vuelve loco y de alguien que hace todo lo posible para apropiarse de esa melodía, que sueña con ser original.
¿Alguien como Salieri?
P: Es distinto, porque Salieri lo que quería era destruir a Mozart, ser él. Salieri envidiaba a Mozart, a su figura, a lo que produjo en ese momento en la corte austriaca cuando Salieri fue desplazado por Mozart. En Fuga estamos hablando de alguien que no está necesariamente preocupado de una persona, está preocupado de una música, de una obra en particular. No le interesa esa persona, no le interesa que pueda pasar en torno a él ni ante nadie. Él sólo tiene una obsesión casi fetichista con una melodía tanto así que la busca y la busca. Tampoco quiere estrenarla a nombre propio, quiere aproximarse a una obra ajena. Son contextos muy distintos, la corte austriaca del siglo XVIII y Latinoamérica en la actualidad. Hoy ser original es muy difícil y ese es un tema en la película, es cómo alguien se aproxima a una porción de belleza que no le es propia, que le es ajena y que no solamente está dispuesto a escucharla como espectador sino que además quiere tenerla, porque no la tiene nadie más.
¿Por qué escogiste ese tipo de música?
P: En general los músicos clásicos contemporáneos se han alejado del espectador. Los músicos clásicos contemporáneos o modernos, lo que están vivos y produciendo hoy en día, están preocupados de sí mismos, de sus gustos, de hacer música muy concreta, muy amelódica y muy atonal. Y ese alejamiento del espectador me parece que está bastante claro, de hecho los compositores clásicos vivos no son personas conocidas, no son cercanas al público. Me parece que los últimos grandes músicos, que siempre se preocuparon de la melodía, fueron Igor Stravinski y Béla Bartók. Además coincide con la llegada posterior de los demás medios de comunicación de masas, que son previos a la tele, previos a la hiperdifusión masiva del cine, son previos a este mundo tan inmediato. Una vez que llegan las demás herramientas comunicacionales se empieza a desordenar un poco ese espacio, los músicos se alejan del público y comienzan a hacer cosas muy personales. Lo que yo quise hacer fue viajar atrás un poco en el tiempo y rescatar la inspiración de estos dos músicos que por lo demás coinciden en ser músicos que tienen sus raíces en el folklore de los países en los que vivieron. Eso lo llevaron a la música. Y ahí hay algo muy interesante: el folklore, la música clásica y los últimos músicos contemporáneos preocupados de hacer melodías gratas para el públicos, me parecieron una combinación atómica. Son muy modernos a pesar que murieron hace años atrás. Son tipos que tienen una influencia muy potente. Son, creo yo, quienes han inspirado a la mayoría de los compositores del cine de banda sonoras. No vincular a John Williams (La Guerra de las Galaxias, Tiburón, Rescatando al Soldado Ryan), entre muchas) con Igor Stravinski, es un error. Pasa los mismo con James Horner (Titanic, Apollo 13, Una Mente Maravillosa…) y Béla Bártok y así se podrían hacer muchas asociaciones, sobretodo norteamericanos…tienen influencias claras de estos músicos y no de los que vienen después porque resulta muy difícil conectar imágenes con la música que se hace hoy en día que es muy concreta, muy dura, muy paranoica.
¿A raíz de eso tenías la melodía en la cabeza?
P: Teníamos claro cómo tenía que ser su factura, sí. Pero la verdad que fue una investigación bien larga hasta que con Juan Cristóbal Meza dimos con el estilo y la referencia más importante fueron las danzas rumanas de Béla Bartók que, ni siquiera son composiciones originales de él, sino que producto de una investigación que hizo en Rumania – él es húngaro y se fue al país de al lado- y allí hizo una investigación con el primer sistema de grabación que existía y consiguió grabar ciertas cosas que tocaban dentro del folklore popular. De aquello salieron esas melodías que son piezas para piano muy sencillas, y en función de eso nosotros construimos- con bastante libertad y haciendo interpretaciones libres – una composición que hizo finalmente Juan Cristóbal Meza. Hizo una orquestación para piano y orquesta y grabamos con una mezcla de músicos de distintas orquesta de Chile, la Sinfónica, la Orquesta de Cámara y la Filarmónica.
Con un productor musical Sebastián Errázuriz, que es además un compositor moderno, más la figura de José Luis Domínguez y Juan Cristóbal Meza fuimos armando esta orquesta que metimos en un estudio en octubre del año pasado.
¿Qué es una fuga?
P: Es una manera de interpretar una melodía que inventó Bach. Una fuga es una melodía que se reinterpreta a sí misma. La mano derecha toca y la izquierda repite la misma pero en otra secuencia melódica y eso produce un contrapunto. Pero, para explicarlo, mejor hacerlo en piano.
Chile y el Cine
-¿Qué necesitaron para hacer una película como ésta?
P: Tuvimos que juntar al Estado con su financiamiento a través del FONDART e IBERMEDIA. Una fundación que se llama CorpGroup, que se acogió a la ley de donaciones culturales que nos hizo un auspicio muy importante. Tuvimos que juntar a un grupo de financistas, que pusieron capital. Y finalmente tuvimos que juntar a un montón de artistas y técnicos en torno a esto. Al final, la cantidad de gente que se termina involucrando en una película así es muy valioso.”
– Uf, darle trabajo a toda esa gente…
P: No es tanto por darles trabajo, es poder concertar todos esos talentos asociados a un guión de este tipo y a platas que tiene origen de distintas partes. Además que Chile no es un país que produzca muchas películas, entonces para hacer películas de este tipo, en otra parte del mundo lo habrían hecho un grupo de personas normalmente. Para hacer algo así en Chile necesitas juntar a mucha gente, tienes que meter a corporaciones culturales, entidades financieras, a financistas, el Estado dentro de sus más grandes ramas, a actores, a técnicos, iluminadores, fotógrafos. Eso es lo que tiene el cine, que finalmente congrega a diversos artistas de distintos lados y es muy importante como ejercicio social y cultural. Habla de un país que está dispuesto a meterse en la cultura y eso es sano.
Fuga es una coproducción con Argentina,¿no?
P: Sí, desde Argentina se metió el INCAA (Instituto Nacional del Cine y Artes Audiovisuales) y pusieron plata y talento: Dora Roldán, una maquilladora que tiene 30 películas en el cuerpo entre ellas Hombre Mirando al Sudeste y al coprotagonista que es Gastón Pauls. Lo veo hoy, en retrospectiva y es increíble como todo esto se fue sumando en el tiempo y hoy en día estoy montando la película con una montajista chileno que se llama Fernando Valenzuela. Y más adelante, queremos poder venderla a una empresa extranjera y así vas sumando gente hasta que llega a los espectadores que es lo más importante.
¿Y eso será este año?
P: Es que dependemos de muchas cosas en las que estamos apostando ahora: el proceso de distribuición internacional, participación en festivales…cosas que estamos esperando para tener certeza. Además, es parte del enigma de Fuga, es muy interesante que mucha gente no entiende bien de qué trata. Estoy muy contento con eso, porque en cine hay que manejar cierto misterio y es un ejercicio de intriga. Que no esté todo tan expuesto como ciertas películas que ves el trailer y sabes de qué se trata de inmediato y es un espectáculo que ha perdido cierta intriga y nosotros queremos, en la medida de lo posible, generar cierto misterio.
¿Cómo está nuestro país para hacer buenas producciones cinematográficas?
P: Me parece que Chile es un país donde se pueden hacer buenas películas. Ninguna película sobra en Chile y están aportando, construyendo nuestra identidad, nuestra memoria cultural. Eso es el cine, una manera de construir memoria que es muy importante en los paises y el nuestro tiene muy mala. Tenemos cierta fragilidad para recordar el pasado y hoy en día Chile están dadas las circunstancias económicas, hay una sociedad y un gobierno que está abierto a involucrase en la gestión cultural, privados que se interesan por financiar este tipo de proyectos, que entendieron que el arte sí puede ser un negocio. Además, empiezan a haber productores con formación profesional y a la vez más originales para encontrar su financiamiento. Todo esto insinúa una nueva voz, que es muy importante y demuestra que estamos ante la posibilidad de hacer buenas películas y que no depende de tanto de lo que crean de nosotros a fuera o de lo que nos pase sino de lo que seamos capaces de hacer como gestores audiovisuales. Puedo entender que durante muchos años fue muy difícil hacerlo en Chile; en el gobierno de Pinochet costaba mucho hacer películas por mil razones que todo el mundo conoce, antes éramos más pobres y había menos recursos. Tal vez nunca antes habíamos estado en una mejor situación y eso hay que saber aprovecharlo y saber ser justos y no echarle la culpa al sistema o al mundo. A mí me costó mucho hacer esta película pero la hicimos.
¿Estamos listos como país entonces?
P: Lo único que nos falta para que esto sea casi bueno es que haya igualdad de educación. Tal vez yo tuve una buen educación y tuve la suerte de poder contactar y conectar a distintas personas. En Chile hay personas que no tuvieron tan buena educación y ahí está la clave, no sólo tenemos que ser iguales en cuánto ganamos cada uno si no que iguales en cuanto sabemos de nosostros mismos y de los demás. Igualdad cultural para que todos, dentro de nuestra propias miradas, tengamos acceso a la educación, al buen teatro, a la buena literatura, al buen cine. Para poder efectivamente realizar ciertas cosas. El desafío pendiente de Chile es ese. Hoy en día están todos los candidatos llenándose la boca, hablando de igualdad pero nadie habla de la igualdad cultural, nadie se concentra en que quizás no tenemos que ser todos igual de ricos pero sí igual de cultos.