Que el 8 de marzo se celebre el día Internacional de la Mujer no es misterio para nadie, pero el origen de la celebración es difuso y algunos historiadores lo ubican en la propia contrapropaganda de la Guerra Fría.
Muchos sitúan el nacimiento de esta celebración en una tragedia obrera ocurrida en Nueva York el 8 de marzo de 1857. Ese día, una marcha de obreras textiles llegó a los barrios pudientes de Nueva York para protestar por sus condiciones de trabajo.
Pedían un salario digno, una jornada de diez horas y tiempo para amamantar a sus bebés. Once años más tarde, una huelga de las mismas características acabó con la muerte de cien trabajadoras de una fábrica de algodón, incendio que se atribuye al dueño mismo de la fábrica, furioso con sus empleadas. 50 años después, en memoria de aquellas mujeres, el Día Internacional de la Mujer (DIM) quedaba establecido.
La historia es una de los más extendidas y poéticamente tristes que se asocian con el origen del 8 de marzo pero todo parece indicar que no es historia sino ficción.Ni en la página de las Naciones Unidas, ni en el departamento de Asuntos de Género de ese organismo (con base en Nueva York) hacen mención a ese hecho. Ambos ubican el inicio del feriado en 1909 cuando el partido Socialista de EE.UU habría establecido el 28 de febrero como El Día Nacional de la Mujer en recuerdo de una protesta efectivamente de obreras del sector textil el año anterior. Ni rastro de masacre.
Las feministas francesas Liliane Kandel y Françoise Picq fueron más lejos y, en un artículo que publicaron en 1982 en la revista francesa La Revue, sitúan el año 1857 -el de la supuesta masacre- como el año en que nació Clara Zetkin, figura clave en el comunismo mundial y en la lucha de los derechos de las mujeres.
¿Qué tiene que ver la Zerkin?
El artículo, establece el año 1955 como el año en que nació el bulo. Lo habrían creado feministas de EE.UU para promover una celebración que hasta entonces era festejada sólo en la órbita soviética y, con la guerra fría como telón de fondo, no eran tiempos para celebrar en conjunto un día internacional.
Con la invención de esta historia, desvinculaban la celebración de la connotación política y le daban un aire más internacional, situado mucho más atrás que los bolcheviques.
Las francesas, a su vez, inspiraron a Temma Kaplan, la doctora en Historia en la Universidad de Harvard, para escribir un artículo en 1985 sobre los orígenes socialistas del Día Internacional de la Mujer. «En un curioso desarrollo, una historia apócrifa apareció en los círculos comunistas franceses durante los ’50…(el de la matanza y su conmemoración medio siglo después) …Ninguno de estos eventos parece haber ocurrido», pero muchos europeos lo creen e incluso «muchas feministas ven en este mito un capítulo más del largo conflinto entre feministas y comunistas acerca de los derechos (por los que luchar) de las mujeres más allá de los que poseen como trabajadoras».
Clara Zerkin logra organizar en el mentado año 1907 la 1ª Conferencia Internacional Socialista de Mujeres que sentaría las bases para que tres años después, durante otro mitin, se hablara por primera vez de la necesidad de establecer un Día Internacional reivindicando el derecho a voto, posibilidad de ocupar cargos públicos, el derecho al trabajo, a la formación profesional y a la no discriminación laboral
¿Por qué el 8?
Habría que esperar hasta 1922 para que la Zerkin convenciera a Lenin a que estableciera el 8 de marzo como una celebración comunista, fecha en que los chinos también comenzaron a hacerlo. Ese día y según el calendario gregoriano, las mujeres rusas se levantaron (1917) exigiendo paz y pan desencadenando cuatro días más tarde la dimisión del zar.
Pasaron los años y siguió siendo una fecha soviética hasta cerca del ’67. «Según una historia, fue revivido en EE.UU por un grupo de mujeres en la Universidad de Illinois, que incluía a hijas de comunistas que recordaban haber escuchado algo de esta celebración. Desde entonces se ha convertido en una ocasión de un nuevo sentido de mujer», resume Kaplan.
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