En un inusual libro armado con relatos, crónicas, poemas épicos y obras de teatro, el escritor deshace mitos y rescribe la leyenda chilena a su manera. Todo, absolutamente todo sale de su inventiva y paranoias, excepto un capítulo especial dedicado a las anécdotas de su abuela, doña Marta Rivas de Gumucio, testigo privilegiado de gran parte de la historia chilena del siglo XX.
De entrada hay que advertir que este libro no sigue ningún rigor oficial, que el único responsable de los dichos aparecidos en esas páginas (igual que en éstas) es Rafael Gumucio. Que, según reconoce, todo lo que no sabe de historia de Chile lo inventó. O sea, que quién se lo compre para preparar la PSU no saca ni 3 puntos.
“Es un libro muy patudo”,reconoce, “ya que es un libro de historia de un tipo que no sabe de historia y cuando no puede inventa. Es poco serio, no tiene forma convencional, es un ejercicio”
-A ti te obsesiona Chile, “Comedia Nupcial”, tu última novela, es súper chilena
Es que yo escribo sobre lo que he vivido y lo que quiero conocer y quiero comprender. Además el hecho de ser chileno es algo que me he ganado, con peleas y que me resulta -aunque suene un poco gringo, un poco francés- me resulta extraño, exótico.
-Llegaste del exilio a los 15 años, ¿cuánto demoraste en sentirte chileno?
Me recibieron al tiro. Yo opté, ya que bajo cualquier comparación entre Santiago y París, ganaba París. Así que yo opté porque Chile fuera mejor que París y estoy hace bastante tiempo buscando razones para explicar eso. Yo no he sido condenado a Chile como otros. En mis 34 años he visto como ha cambiado Chile del cielo a la tierra y he participado en algunas de ellas. Y cuando vivía en París yo no iba ni a participar ni a ver ningún cambio, ya que son cambios muy sutiles. En Francia nunca vas a fundar una revista que vende 60 mil ejemplares, como es el caso de The Clinic. Son tonterías pero eso te hace sentir que la historia vive contigo.
¿De qué va el libro?
Son como geografías de personajes históricos chilenos, más algunos capítulos que son como ambientales de distintas épocas. Es un libro bastante raro porque tiene cuentos , tienen poemas…una obra de teatro. Hice la historia de Chile a través de personajes que iban por contrastes: Almagro y Alonso de Ercilla, la Quintrala y el abate Molina. Fue un libro bien divertido de escribir, ataco los mitos y rescribo un historia propia, alternativa en orden cronológico. Empieza con la conquista de Chile y termina con Lagos y Lavín.
La verdad es que empiezo con Diego de Almagro. La mayoría de los libros históricos empiezan con los mapuches pero a mí me daba lata todo ese tema y me lo salté
¿Por qué?
Porque no son parte de la historia, al menos para mí. Por su puesto que para Cau Cau Ulcamán y para mucha gente esa historia es parte de su historia. En mi caso la historia comienza con la llegada de los españoles. Sé que no es una visión políticamente correcta y quizás es horrible, pero uno no cuenta la historia que quisiera contar sino la que le pertenece y conoce. Hay muchas cosas gratuitas como que Pedro de Valdivia no es un personaje importante en el libro, en cambio Diego de Almagro es muy importante.
¿Por qué tan importante?
En el libro yo explico periodos histórico a través de contrastes entre dos personajes. En este caso, Almagro y Alonso de Ercilla. Almagro es un personaje que vino a Chile huyendo de la guerra civil del Perú y tratando de construir un proyecto para hacerse fuerte en el Perú y ganarle a Pizarro y llegó y no encontró más que miseria, hambre y se fue. Volvió a Perú y lo mataron. De cierta manera lleva la maldición de ser chileno, de haber pasado por Chile. Y De Ercilla hace todo lo contrario. Llegó a Chile, tampoco encontró nada, tuvo una vida bastante poco honrosa pero cuando llega a España contó una historia, que es la historia de la Araucana, que por supuesto era mentira y esa mentira lo ayuda a triunfar en su carrera militar y literaria. Y esas son como dos actitudes que hay entre los chilenos: o somos derrotados y vamos con el estigma de Chile encima o usamos el hecho que Chile queda lejos y que nadie lo conoce como para inventar mentiras sobre uno mismo y poder justificarse.
¡¿Cómo se te ocurrió eso?!
Este artículo lo escribí para el número 100 del The Clinic. Tenía la idea de escribir algo así y luego trabajé con Germán Marín que me ayudo bastante a ordenar la idea. Pero siempre a través de estos contrastes Hay episodios que cuento solos, como la relación que tenemos con Buenos Aires, con Madrid y el incendio de la iglesia de Compañía. Hay una obra de teatro sobre la detención de Pinochet en Londres. Para eso me basé en el libro “Yo Agusto” de Ernesto Ekaiser
– ¿Sí? Por que el tipo toma a Pinochet como un personaje shakesperiano
Es que lo es. Confieso que ha sido la etapa más difícil. Mientras yo no conocía a los personajes, la Conquista, la Colonia, la Independencia…todo eso era bastante más fácil y entretenido. Cuando yo empecé a conocer a los personajes como Allende y Pinochet estuve mucho más incómodo y creo que es lo menos bien resuelto del libro ya que el barullo de la historia me comía.
¿Por qué estabas muy cerca?
Yo no estudié historia de Chile. Yo llegué en 2º medio y no tuve una educación desde chico. Ignoraba gran parte de la leyenda chilena. Entonces al acercarme empecé a leer y me entretuve…
¿Nunca tragaste la epopeya que te cuentan cuándo chico?
Lo ví pero no lo viví. Sólo me sé el himno nacional -que lo encuentro feísimo- y la canción de Yungay. Entonces es como que si a las 15 años te quieran contar que el viejito pascuero existe. Yo no viví la desilusión que no existiera el Viejito Pascuero. Además, lo que me ayudó mucho fue el contraste, ya que yo sí conocía otra leyenda que era la de Francia, que sí había estudiado, entonces no me cabían más héroes.
¿De qué te sirvió conocer la historia de Francia para entender la chilena?
Es que uno de los grandes errores de la Historia de Chile es pensarla como una historia aislada del resto del mundo. Por ejemplo, entender que la gran masonería hizo la gran independencia de Chile no porque era Chile, sino porque era parte de un plan más general, en el que estaban metidos todos, San Martín, etc.
¿Y cómo cuentas la historia , entonces?
Lo que hago es tomar la leyenda de Chile, no cuento la verdad porque sería un libro de 3.000 páginas y no de 200 como tiene. Seguramente que historiadores más serios encontrarán miles de errores y de fallas. Lo que yo intento es hablar de la leyenda chilena y de contarla de nuevo o tratar de explicármela. Ya que es un leyenda muy perniciosa en alguna forma dibuja un país aislado, superior, solitario, desheredado, huérfano y por eso mismo esplendoroso, con un futuro enorme y un presente de mierda. Esa leyenda la contrasto con otras leyendas y con historia real.”
– ¿Por qué crees que se forjó esa leyenda?
Todos los países las tienen. Pero en Chile se suman el aislamiento, la soledad, el sistema de castas y clases que en Chile es muy fuerte. La idea del libro surgió cuando fui a hacer un reportaje para Letras Libres, una revista mexicana, y fui a visitar el pueblo de Gumucio, en el país Vasco cerca de Bilbao. Un pueblo que se llama como yo y fui a verlo. Y no era un pueblo, era más bien un polígono industrial horrible. Había un garaje, una gasolinera, un restaurante y una iglesia. En el restaurante le dije al dueño: “Yo me llamo Gumucio”, y al tipo no le impresionó nada. Habían llegado muchos más, de Bolivia, de Chile… Me contaron que habían otros Gumucios que vivían por ahí y que tenían una gasolinera. Y claro, a raíz un poco del problema vasco que hay aquí en España, en que los vascos intentan siempre de diferenciarse del resto de España y crear una especie de superioridad racial, de austeridad, catolicismo extremo, de falta de tolerancia, completa cerrazón mental, de avaricia y de todos esos defectos que tienen los vascos españoles descubrí muchos de los problemas que tenemos los vascos en Chile y que hemos reproducido.
-¿Cómo cuáles?
Hemos reproducido el sistema de castas y clases español de forma sui generis. Lo divertido es que los vascos en Chile hicieron absolutamente lo contrario de lo que hicieron los vascos en España. Es decir, lo vascos en España se sienten que no son españoles porque están desde hace más tiempo en España, son los originales. En cambio, los vascos chilenos han inventado exactamente lo contrario pero con los mismo resultados. Ellos son superiores a los González, los Pérez y los Sotos, porque llegaron después y no se mezclaron con los indios. Y hay toda una historia de repugnancia que es una cosa muy estéril que hace que la clase alta chilena – a la clase a la que yo pertenezco por familia y no por dinero-, sea tan estéril y tan poco creativa. Un poco como cierta clase alta vasca que sólo sirve para crear guerras civiles, peleas, diferencias y marginación.
– ¿A ver?, sigue…
Lo que a mí me llamó la atención al estudiar la cosa vasca, es esa definición por lo que tú no eres, no por lo que tú eres. No es sólo reivindicar tu historia y tu lengua sino que “yo no soy español”, “yo no soy esto”, “yo no tengo nada que ver con esa gente”, ni si quiera es el gesto piadoso de conquistarlos, o ese gesto asqueroso de violarlos y mezclarse como lo hicieron los españoles con los indios cuando llegaron. Es mejor eso a que hacer lo que hizo Ercilla que fue no tocar a ningún indio, no ver a ningún indio e inventar una leyenda que los indios son en el fondo vascos pero que viven en Arauco. Yo prefiero Almagro o Valdivia que se viola a los indios y que no tiene repugnancia hacia ellos y los trata como enemigos pero de igual a igual. Eso explica muchas cosas de lo que ha pasado en Chile en los últimos años.
-¿Cómo cuáles?
Durante muchos años la clase media media dominó en Chile pero hoy en día hay una especie de resurgimiento de la clase alta afincada en Kike Morandé también. Que es el patrón de fundo cuyo único talento es administrar a los inquilinos, que es bastante talento. Pero allí reconozco como una ley de la humillación burda constante del otro.
-Eso es muy característico chileno, que el humor se base en la burla hacia el otro
Sí, pero cuando son entre iguales, es legítimo. En cambio aquí, se destruyen y hay uno que no es igual, que es el Kike Morandé. Y que además, es más patético aún. Uno está dispuesto a reconocer a la aristocracia, como en cualquier sociedad que hay una elite, que puede ser por intelecto, historia o lo que sea. Pero el Kike Morandé tiene apellido de calle y sin embargo se comporta como una vereda. No hay nada en él que denote algún contacto con quienes crearon este país, simplemente el apellido.
-¿La guerra civil cómo la cuentas?
Es que ahí hay un contraste que es bastante de cajón que es entre Balmaceda y Barros Luco. Hay un eje que pasa mucho en nuestra historia que es el presidente súper autoritario y lleno de ideas, de fuerza, iniciativa, que todo el mundo odia y que finalmente o matan o expulsan o detestan. Y luego la idea del presidente que al chileno le encanta que es el presidente absolutamente flojo, tonto e inoperante pero que todo el mundo usa y vuelve a usar. Cada cierto tiempo pasamos de una idea a la otra con una velocidad muy grande.
-¿Cómo?
Existe esa idea que Chile se gobierna sólo. Por ejemplo, existió en el año 90 en Chile, después de Aylwin. La idea que Frei era buen presidente es porque no era presidente, de hecho era menos tonto y menos dócil que lo que sus partidarios pensaban que era. Después de Allende, Pinochet y Aylwin que eran todos de ideas, personalidad y propuestas fuertes. Había que pensar en uno que nos dejara ser, como Frei. Barros Luco fue el máximo exponente de esa idea, el Presidente que no quiere gobernar, un viejo jubilado que está cansado y que deja que la elite chilena lo manipule y lo maneje y deje que hagan lo que quiera.
-¿Y Balmaceda?
Es el presidente que tiene demasiadas ideas y que nadie puede aguantar. Porque hay una idea también pseudo vasca que es que el presidente que quiere ser presidente no lo aguantamos. Es evidente que Lagos casi pierde las elecciones por eso. Decía “Yo quiero ser presidente y puedo y soy capaz de hacerlo”. Lavín decía: “Yo no quiero ser presidente y soy incapaz de hacerlo”, un discurso que era mentira, por supuesto, ya que quería ser presidente y no sé si era capaz de hacerlo. “Yo no soy político, estoy aquí por azar, me han empujado…”, esa idea al chileno le parece muy agradable. Lo otro produce antipatía y lo matan o lo cambian.
¿Vas todo el tiempo asociando esta cosa vasca?
-No, yo pensé que era mucho más importante que lo que finalmente era. Después me di cuenta que no hay tantos vascos haciendo tantas cosas.
-Pero si pasas por los distintos pueblitos del País Vasco es repasar el Congreso Nacional completo.
Es que tampoco va la cosa porque sean vascos o no. Después llegaron los Edwards que son ingleses o ahora llegan los Luksic, los Abumohor o los Angellini. No es una cosa racial. Lo extraño es que estas nuevas familias, de este nuevo mundo, adopten totalmente este sistema establecido por los vascos. Y ahora los vascos con apellidos vinosos son más bien gente que ponen para decorar directorios, no son lo que tienen el poder. Lo divertido es que todavía se necesite de gente que esté decorando el directorio. Lo divertido es que los palestinos que tienen el poder no hagan reivindicación palestina y apenas puedan se vistan de la manera más chilena o más aburrida posible, lo mismo con los croatas, etc.. Lo divertido es que en Chile la gente rica no tenga fundo y que el mundo agrario haya terminado y que igual se compren un traje de huaso y una rueda de carreta y todas esas tonterías.
-Pero tú en el exilio estuviste muy cerca de tu abuela que te debe haber influido mucho en la visión que tuvieras de Chile.
En el libro, de hecho, salen algunas opiniones de ella, un capítulo de sus anécdotas.
-¿Como cuál?
Hay una anécdota que ella siempre cuenta y que es que una vez estaban con ella todos los líderes de la Falange Nacional en una pieza muy chica y de repente mi abuela se empezó a tirar pedos de una forma descomunal y todos se rieron menos Frei que siguió como si no pasara nada y allí mi abuela descubrió que iba a ser Presidente de la República.
– Tú le tienes mucho interés a la historia de Chile.
Es que para mí la historia de Chile es una historia familiar; mi abuelo, mi tatarabuelo están de alguna forma metidos en la historia política sobretodo, también religiosa y cultural. Mi abuela y sus hermanas tienen muchos nombres y unos de sus nombres era por el puesto que tenía mi bisabuelo. Por ejemplo, mi abuela se llama De San José de Curicó, porque mi abuelo era diputado por Curicó, la hermana se llama Del Buen Consejo….¿Me entiendes hasta qué punto está involucrado en mi historia? Para mí las fechas como el ’73, el ’89, tienen significaciones personales no sólo históricas. Y cuando la historia de Chile cambió el ’73, cambió mi vida también porque me tuve que ir del país y vivir otra vida, y así sucesivamente. Ni Allende, ni Pinochet ni Frei son personajes que me sean diferentes.
– ¿Y cómo hiciste el periodo de Pinochet?
Sufrí mucho, porque es muy difícil que a uno no se le salga la rabia, la pica y al mismo tiempo la admiración ya que, como analista, no puedes terminar admirando algo de Pinochet. Ya que es un tipo que saltó al vacío y cayó parado, y después de haberse salvado cayó, una cosa muy rara. Estoy seguro que Shakespeare o cualquier escritor estaría feliz con un personaje así, lo que pasa es que yo, como he sido víctima de eso y lo he conocido…Además lo divertido de Pinochet es que su biografía es brillante (en el peor sentido de la palabra) y llena de hitos importantes. Si tu escuchas a Pinochet a hablar en un discurso no puedes creer que sea el mismo que te cuentan en la historia. Seguro que nunca nadie antes del golpe pensó que ese señor que no tenía pinta de nada iba a llegar a alguna parte, más que a un cuartel en Arica y sin embargo lo logró. Es todo lo contrario de Allende, donde todo en él es atractivo y sus resultados fueron mucho más pobres que lo que parecía y que estéticamente es muy agradable. Es más fácil escribir a Allende porque no molesta. En cambio Pinochet sí molesta ya que reconoces en él cosas de uno. Y creo que ahí no lo resolví del todo bien. Pienso que cuando escribí sobre Ibáñez, escribí sobre Pinochet mejor que cuando escribí sobre Pinochet.
¿Y cómo contaste lo de Pinochet entonces?
El capítulo de llama “Pinochet y don Francisco”. Es contar esa etapa de Chile en dos personajes. No es que fueran contrastantes, sino que era una época en la que no había más espacio que para una persona. Un presidente, un crítico literario, un animador de televisión. Y por su puesto que estos personajes se transforman en monstruos si están solos en un escenario gigantesco en el que sólo existen ellos.
-Para terminar y perdona qué insista, pero ¿no crees que los hijos de exiliados viven con un Chile más omnipresente, distinto a cómo lo vivimos los que estábamos allí?
Es lo que decía Lancunza, un jesuita chileno exiliado en el siglo XVIII, que “Chile sólo existe para los que lo perdieron”. En el libro hay mucha referencia a los que y han inventado Chile desde a fuera. Ercilla fue el primero, Raúl Ruiz, Jodorowsky, mil chilenos que han inventado un país más interesante y más real de lo que realmente es. Como la imagen de marketing. Este libro jamás lo hubiese escrito en Chile. Es un libro que no tiene ninguna posibilidad de ser publicado en España y sin embargo ha surgido al explicarle a mis amigos de cómo es mi país y me he convertido en una especie de Alonso de Ercilla. Es la ventaja de vivir en un país que nadie conoce ya que puedes contar cualquier cosa. Yo creo que una de las razones porque Chile tuvo tanta solidaridad mundial es porque todos los chilenos inventamos una historia con Allende, el golpe y Pinochet. Un poco de verdad y otro porque queríamos que nos admiraran.
Los chilenos creemos que no hay otra cosa que Chile, aunque vivamos fuera. Hay cosas que uno aguata en París y en Berlín pero que en Chile no las aguantas.
Con frecuencia me acuerdo de Gumucio , cuando el absurdo rompia paradigmas ,revolvia esquemas, mitos y cuanta entelequia acumulada existia hasta ese entonces, hablo de sus programas como «gato por liebre» y «PlanZ» y me atrevo a decir que es un loco de mierda que cae muy bien.
Sin ser grosero y queriendo serlo.
Hasta cuando no se van a quitar «the blinders of your eyes and the blocks of your brain» y dejar de crucificar a PINOCHET???
El fue puesto como Presidente de Chile por la CIA con el unico objetivo de no dejar que ALLENDE, un confesado «comunista, interfiera con los planes de ‘Democratizacion Yanqui» de todos los Estados Suramericanos.
Cuando Allende y su ALLENDISMO son «derrotados» por el nuevo «PONGO» Yanqui, y Chile se convierte casi en el 51 ESTADO de YANQUILANDIA, PINOCHE, es totalmente «DROPPED» y abandonado por el Sendo y Congreso Yanqui. Al verse solos los Militares Chilenos en panico, cometen los terribles herrores que la historia registra.
Porque no culpar a los culpables del CAOS CREADO para pura conveniencia de los EEUU, su COVERT AGENCY THE CIA ?????