La reciente edición de Barcelona Fashion Week estuvo marcada por las formas femeninas, algo románticas e infantiles en prendas sobretodo ligeras. La falda y el vestido se consagran como las prendas del verano y los colores luminosos dominan las telas.
Con la irrupción de la película francesa Amelié hace tres años y su estética colorida de faldas al sesgo y formas más sugerentes que ofensivas, por las calles europeas se han dejado ver looks mucho más naif que los acostumbrados. Desde el sexy trash estilo de las inglesas, hasta el moderno y frío de los países germanos, pasando por la sofisticación distante de las francesas, la mujer masculina - una imagen impuesta casi por principio moral en Europa- , está dejando paso a algo que no se veía desde los años ’50: el look muñequita. Faldas y vestidos que terminan sobre o bajo la rodilla, mangas cortas y ajustadas, escotes redondos, strap less y formas que delinean la figura más que cortar la circulación.
Desaparece definitivamente todo concepto militar y las reminiscencias discotequeras de los ochenta y sus correspondientes materiales. Los looks Jakie O y Audrie Hephburn comienzan a delinear una nueva versión de los ’50, aquellos años que apelaban a mujeres inocentes e ingenuas de faldas amplias y rebecas. Pero esta vez vienen estridencias de colores, pedrerías sobre gasas y cortes que siguen mezclando otras épocas como los hippies más chic o los años ’20. Las mujeres del artista Roy Liechtenstein tipo comix y urbanas, con sus faldas de talle alto, chaquetas cortas y un cuidado juego que va desde lo accesorio hasta el corte y el estampado. El neoconservadurismo no se manifiesta sólo en las elecciones de Estado Unidos; se refleja en la moda como muchos otros movimientos sociales. Pero está vez se reinventa con guiños más infantiles pero de una manera radicalmente a la moda Lolita, que se ha visto en otras ocasiones. Además las terminaciones, los juego de telas y el conjunto a peinados y maquillajes entregan estilos más que frágiles casi distantes, como de ensoñación.
En la última edición de la pasarela Gaudí, los treinta y tres diseñadores que llenaron de vida los desfiles, brillaron como nunca los nombres del catalán más internacional, Joseph Font, la portuguesa María Gambina, los andaluces Vitorio&Luccino y las diseñadoras emergentes NeKaNe le Frik, la chica de Pamplona que mezcla moda y cabaret y la alemana Anke Shlöder.
Todos ellos, en distinta medida, trabajaron sobre modelos femeninos, románticos, sin artificios y con luminosidad, trasladando al verano una tendencia que ya se vio en la madrileña pasarela Cibeles y en los Gaudí de la temporada pasada: una colección de época y a la vez actual.
Joseph Font, haciendo gala de elaborado tecnicismo estético, entregó un colección impecable y redonda, que evocaba a la bohemia del barrio parisino de Montparnasse. Trajes de dos piezas y vestidos de organizas estampadas, lúrex bordador, devoré de seda y bordados clásicos en el punto, con un gran contraste de materiales y colores. La colección de Joseph Font, entregó además moños de trenzas con accesorios incrustados en los tonos y calzados livianos y delicados para terminar el cuadro que transmiten sus colecciones.
Además, Font está participando en ‘Runway Rocks”, la colección organizada por la cristalería de lujo austriaca Swarovski, que ha seleccionado a diecinueve diseñadores de prestigio internacional como los británicos Hamish Morrow y la pareja Boudicca para crea una colección de ropa con piezas de cristal. La muestra, que también participó en los desfiles de los Gaudí, es un destello de locura, en el que las telas como la gasa el lúrex y la piel son el soporte de lujuriosos entramados de cristalería.
María Gambina, entregó una colección conmovedora, de trajes de día que apelaban a una estética más de muñequitas chinas, con mezclas de cintas sobre faldas amplias y con cuerpo y camisas y poleras ajustadas. Las gasas y los tules en colores claros, casi invernales, se conjugan de una manera femenina y delicada en prendas cortas y con escotes strapless.
Victorio&Lucchino, quienes ostentan el escondido privilegio de haber diseñado el vestido de novia del primer matrimonio de Letizia Ortiz. Aquel del que no hay fotografías ni videos disponibles. Su colección ha dado una especie de viaje a través del tiempo, rescatando escenas exquisitas, románticas y sofisticadas con faldas vaporosas y cuerpos encorsetados. Su apuesta, por primera vez en mucho tiempo, han sido los colores suaves como el caqui, café, berenjena, beige, rosa y verde contrastado con toques dorados. Las telas favoritas han sido también ligeras como la gasa, el tul de algodón y de seda también complementados con bordados y cortes para hacer un juego de texturas.
Más agresiva fue la colección de la paplonesa de 27 años, NeKaNe le Frik, que avanza a paso firme con sus colecciones más golfas, de mujeres más gozadoras, un cierto guiño a lo prohibido de la bohemia pero mezclándolo con formas graciosas. Ha optado por telas con estampados floridos que dan forma a vestidos coloridos para jóvenes con desplante y desenfado.
Por último, la alemana afincada en Barcelona, Anke Shlöder, ha dado un paso adelante en la pasarela Gaudí, dejando atrás los circuitos más alternativos de moda. En esta, su primera presentación más formal ha dejado una agradable sensación de originalidad, con trabajos muy laboriosos, bordados de pasamanería sobre gasas y otras telas ligeras. Sus prendas son una obra visual y estética en su conjunto, delineando figuras femeninas y sensuales a la vez con un ligero juego entre inocencia y bohemia.
hola soy carolina