Lo Mejor de Cibeles: RADICALMENTE FEMENINA

La pasarela madrileña hizo gala de elegancia y distinción, dejando atrás los tópicos bélicos que marcaron las temporadas anteriores y jugándosela por modelos más distinguidos y originales.

La Casita de Wendy

La pasada edición de la pasarela Cibeles mostró los ofertas de primavera verano para el 2004 de veintisiete diseñadores de España. Hubo de todo: innovaciones, el debut de nuevos diseñadores, repeticiones y hasta la participación de Esther Cañadas que hacía un tiempo que no desfilaba en España. Se hicieron escasas las propuestas de moda masculina pero sí destacaron los trajes de noche y las coloridas apuestas de día.

La moda sigue reciclando décadas, aunque algunos están optando por profundizar en otros lenguajes como las formas o las culturas. En lo que sí hay consenso es en feminizar a la mujer, ya sea en plan reina-de-la-discotheque-ochentera, o frágil muñequita de cuento. La guerrera, la mujer bélica, el tipo andrógino ha quedado atrás y las formas que siguen la silueta, los escotes y las minis cortísimas contienen una explosión de colores veraniegos, que llenan de vida a la mujer. Colores cálidos y cítricos son los que llenan de vigor la moda veraniega pero también hay una fuerte apuesta por el blanco como único color en las prendas.

Las caídas de las telas juegan un rol clave esta temporada ya que el juego de ruedos y el movimiento son parte de la composición. Para ello, las gasas, algodones, viscosas y crepes se han tomado la moda de esta temporada. Todas combinadas o por separado.
Las opciones de alta noche tuvieron destacados puntos en esta edición Cibeles verano 2004. Sobretodo la distinguida colección en blanco de la diseñadora coreana afincada en Madrid Julie Sohn. Sus prendas jugaron con la yuxtaposición de rectángulos y cuadrados en un concierto níveo y crudo de gasas, hilos y algodones. Nudos que se incorporan a la composición y se atan románticamente en la espalda y cintas que rodean el tronco. La elegancia de Julie Sohn, está marcada la sobriedad y transparencias que no insultan. Asumiendo que la moda de las pasarelas es una cuestión de sensualidad y de sexualidad, la mujer de Julie Sohn insinúa y perturba desde su inmaculada imagen. En su colección se pudo ver tendencias que se repitieron en otras pasarelas como los strap less o vestidos y camisetas sin tirantes. Además, vestidos de corte imperio vienen de vuelta entre guiños a Josefina Bonaparte y la revolcada en los ’60 que desde hace varias temporadas viene apareciendo.

También por el blanco impoluto apostó José Miró, una de las buenas sorpresas de la pasarela. Con un trabajo impecable con marcada inspiración multicultural, la primera aparición de José Miró en Cibeles fue alabada por todos. Este joven diseñador, discípulo de Guy Laroche y Thierry Mugler, se presentó por primera vez en este certamen con un diseños bien trabajados y apostando por creaciones completas y originales. Con un cuidado juego de geometrías y telas, Miró juega con las siluetas, las caídas y las telas, entregando imágenes frágiles y leves, que destacan el cuerpo. Hilos, algodones, linos son los materiales con los que se sirve sin descuidar botones, cintas o cinturones, que forman parte integral de la imaginería casi onírica. Salvo contadas excepciones, las propuestas de Miró apelan a la comodidad más que a la postal, aunque para mujeres con actitud e interés en la renovación. Imaginería que revisa distintas culturas y ámbitos.

Por que lo que sí esta claro que la tendencia marcada de la moda es reintroducir o recrear otros espacios que están en el inconsciente colectivo. A esto apelaron todos los diseñadores de esta edición de Cibeles. Se vieron los ochentas en gloria y majestad con sus brillos, luces, mangas murciélagos…también los ’50,’60 y ’70 en vestidos, telas y cortes. Otros diseñadores optaron por inspirarse en las imaginación y se fueron a los cuentos de hadas, como es el caso del dúo de diseñadores madrileños de La Casita de Wendy, una marca que se vende con éxito en Nueva York, Tokio, Hong Kong, Osaka y Londres. Ellos, en su primera aparición en Cibeles, han optado por el trabajo artesanal y de gran colorido de telas para evocar aquellos personajes que adornaron la infancia. Para ellos se sirven de algodón , gasas, cintas e incrustaciones de lentejuelas. Todo con un colorido alegre y fuerte de turquesas, rojos, verde manzana en estampados de castillos, hadas, estrellas, planetas y bosques.

Las geometrías son parte importante de las propuestas ibéricas para este verano. Grandes círculos sobretodo que rompen la tradición de los lunares, se ven en estampados y en accesorios. Además, geometría incluida en los cortes en las prendas. Los triángulos vaporosos de los mini vestidos de Antonio Pernas, los rectángulos a modo de aberturas o puentes entre prendas que estuvieron presentes en los diseños de Lemoniez, Roberto Torretta y Roberto Verino. Las figuras geométricas estuvieron muy presentes en cortes y estampados de los trajes de baño de Andrés Sardá. También en las composición textiles de José Miró y Julie Sohn. Quien las supo utilizar de modo bastante alegre fue Noelia Navarro con su animada y colorida colección dónde supo mezclar transparencias, algodones y coloridos dando un look urbano, elegante, alegre y más informal.

Los cortes oblicuos o asimétricos se siguen viendo pero no parece que resistan un par de temporadas más. Quizás sea como la moda ochentera que ha entrado con la misma furia con la que desapareció es su época. En esta edición de Cibeles se pudo ver que esta tendencia mundial se enfocó más que nunca en la noche, con grandes guiños a la discotheque. Muchos brillos y luminarias onda “Dancing Days”, satines y rasos en vestidos y tops, opciones doradas y plateadas, que se vieron en Sardá, Torretta y Verino. Quienes también optaron por escotes pronunciadísimos y colores muy llamativos solos o sobre negro.

A los trajes de baño se trasladaron todos los usos de la ropa de diario y de noche. Vuelve el strapless, los accesorios como argollas y telas relacionadas más con la noche como hilos metálicos plateados y dorados. Andrés Sardá fue quien mostró estampados y formas más novedosas y sentadoras. Ágatha Ruiz de la Prada también mostró traje de baños pero se repitió en sus tópicos de siempre, con sus colores básicos y ropa imponible. Eso sí, con una divertida oferta de accesorios.

En los veintidós desfiles de Cibeles destacaron los accesorios. Quizás responda a la tendencia de las grandes firmas de dar opciones de gasto más baratas pero gasto al fin, en medio de la crisis económica imperante. En todo caso los detalles se vieron en puños, collares bastantes abstractos y minimalistas y otros más recargados con semillas, y metales, las cuerdas anudadas de José Miró y los entramados de mostacillas y metales de Sardá..

Un pensamiento en “Lo Mejor de Cibeles: RADICALMENTE FEMENINA

  1. Encontrar el mejor vestido para mí, es difícil para mí. No puedo imaginar qué es lo mejor que me conviene y me pone contento de saber más sobre cómo y también algunos consejos en comovestirbien. c o m.

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