La madre que no quiero ser

La maternidad tardía tiene la gran ventaja que has ojeado una vasta infinidad de experiencias de otros. Así que aquí van algunos apuntes de las cosas por las que no quiero y espero no caer:

Espero no convertirme en una proselitista de la maternidad. No quiero entrar en esa perversa sintonía que han entrado muchas de mis amigas/os (y no tanto) que, tras la maternidad, comenzaron a acosar con propaganda uterina a todas las que no nos embarazábamos.

Pretendo no pisar ese pedestal de arrogancia desde donde muchas madres hablan hacia las no madres con la sabiduría del que se dirige a un analfabeto.

Que la vida me ilumine para no caer en la lactancia eterna, donde el niño que ya camina, va hacia la teta, la saca y mama sin pedir ni permiso e interrumpiendo conversaciones entre adultos.

Notas mentales:
La gente no tiene por qué chuparse las impertinencias o la mala educación de tu hijo porque tú consideras que “es especial”.
Recuerda que hablar de tu hijo por más de 20 minutos no es tan divertido para el resto.
Los niños sin límites son repelentes.

Espero no achacar los kilos de más como “del embarazo” cinco años después de haber parido.

Ojalá que no caiga en la locura de compartir 400 fotos mensuales de una guagua que ni habla, sacarle un mail, ponerla al teléfono cuando me llaman a mi, etc

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