El Juguete Nuevo de la Emperatriz

reactable
Björk ha salido al ruedo con su último disco Volta que la tendrá girando durante dieciocho meses por los principales escenarios mundiales. Siempre despierta a todo tipo de innovaciones sonoras y procurando la vanguardia visual y tecnológica, la islandesa más universal del planeta ha introducido en su último espectáculo un nuevo instrumento musical: la reactable. En la siguiente entrevista conversamos con uno de los luthiers digitales que creó el increíble instrumento que alucinó a Björk.

Fotos Chris Lucas

Michel Gondry escribió a su vieja amiga Björk para contarle que en Barcelona había un grupo de chicos que trabajaban en la creación de un nuevo instrumento musical. Le mandó el link que había pillado en Youtube. Björk lo vió. Era música+tecnología+más gráfica, todo sintetizado en una mesa de un metro de diámetro y 90 cms. de alto. En la superficie se veían objetos que al moverlos emitían sonidos que podían ser conjugados con otros elementos, emitir distintas frecuencias y así dar paso a infinitas posibilidades de creación y experimentación.

Inmediatamente se lo mostró a Marc Bell, el productor y músico electrónico que ha trabajado con ella -además de artistas como Depeche Mode- en los discos Homogenic y Volta. Ambos querían saber más. Querían verla y tocarla. Fue Bell quien se puso en contacto con los creadores de la reactable (así, con minúsculas) que al minuto de recibir el correo estaban dando un concierto en la null, la feria de arte electrónico más importante de Berlín.

“El mail era bastante informal y pensamos que era una broma”, cuenta Martin Kaltenbrunner, uno de los cuatro luthiers digitales que ha dado forma y vida a la reactable, “les respondimos. Quedamos para una demostración en un hotel parisino y la probaron, les gustó y nos dieron tres semanas para construirles una mesa (como llaman a la reactable) y entregarla en Islandia”.

Tres años y medio llevan trabajando en la construcción de la mesa en el Music Technology Group (MTG) de la Universidad Pompeu Frabra. Desde allí han salido colaboraciones con Yamaha como Vocaloid, un programa capaz de sinterizar voz cantada en calidad natural para la producción de canciones sin cantante ni coro.

Reactable es un instrumento basado en los principios del sintetizador tradicional compuesto por generadores, efectos y filtros y controladores de sonido representados en cajitas acrílicas sobre una superficie translúcida. Debajo de ésta hay una cámara conectada a un computador que identifica los objetos y registra su ubicación y con esta información se maneja la síntesis sonora (resumen algorítmico de los sonidos) y la proyección gráfica.

“Así el oscilador ya no es un circuito electrónico que conectas con cables sino un simple cubo acrílico que parece que le saliera el sonido desde dentro”, explica Kaltenbrunner. “Por ejemplo, hay un generador de sonido que emite una onda sonora muy simple, cuadrada por ejemplo. Si lo metes en la mesa, en seguida se escucha este sonido y además se ve la onda dibujada. Ahora, girándolo puedes cambiar su frecuencia, es decir, generar sonidos más graves o agudos. Si luego le pones un filtro al lado o dentro de la onda dibujada, cambia el sonido”.
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La visualización es una representación exacta del sonido que viaja entre los objetos. El músico no solamente oye el sonido también lo ve y con ello hay más información sobre el comportamiento del instrumento.

“Entre medio hay una capa que relaciona los objetos entre ellos y decide quien se conecta con quien, y también se reconocen los gestos del usuario que puede ejecutar moviendo los objetos o dibujando con el dedo en la mesa. Por ejemplo, interrumpir un sonido cortándolo con el dedo”, agrega.

¿Y si hay una mancha?
“Sonará igual que si se siente un gato en un piano. Simplemente hay que evitar las manchas y los gatos”.
Un prototipo de la reactable fue mostrado en una conferencia en Japón en el 2004 y el mismísimo Bob Moog, padre de los sintetizadores modulares, tuvo la oportunidad de probarla. “Cómo una cosa tan simple puede ser tan compleja”, comentó aquella ocasión, meses antes de morir.

Kaltenbrunner creó el software reacTIVision, que es el componente sensorial de la mesa y fue publicado como software libre, alcanzando gran popularidad entre creadores interactivos. El resto del equipo lo componen Günter Geiger (uno de los desarrolladores de Pure Data), Marcos Alonso y Sergi Jordá, quien luego de trabajar en otros instrumentos electrónicos decidió profundizar el concepto.

“Mucha gente hace música electrónica en estos momentos pero se ha visto que un laptop no es un instrumento musical, es un dispositivo que se ha construido para tareas de ofimática por lo que su uso es limitado”, explica. “A Sergi se le ocurrió hacer un nuevo instrumento que tuviera todas las posibilidades de un instrumento electrónico pero que se perciba como único y fácil de manejar pero suficientemente profundo para profesionales. Además, una de las ideas principales es que sea colaborativo, es decir, que más de una persona lo puede tocar a la vez”.

¿Qué tiene de novedoso la reactable?
“Sobre todo dos cosas: es multiusuario y tiene un interfaz tangible, es decir, que no solamente es una pantalla táctil, sino que se manejan objetos físicos en vez de virtuales. Una o varias personas tienen acceso a los componentes y se maneja sólo moviendo y relacionando los objetos entre sí. Una persona que no tiene idea de tecnología -incluso niños- pueden manejarla sin notar la cantidad de tecnología que hay detrás. Para el usuario es una mesa normal con pantalla que puede manejar igual como su croissant y su café en la mesa del bar”.

Lo de Björk ha sido el primer encargo que ha tenido el equipo de la reactable. Antes han realizado conciertos en el Sónar y su debut fue un concierto con dos mesas interconectadas, una en Linz (durante el Ars Electronica en Austria) y la otra en Barcelona. Actualmente negocian con museos científicos en Canadá, Estados Unidos y Madrid. Importantes figuras del mundo de la música han mostrado interés pero desde el interior del MTG no desean dar nombres aún.

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