el discreto encanto del sudaca

desde hace unas semanas he tenido que retomar contacto más allá del opcional con miembros de aquella lejana región donde nací.

quizás sea mi próximo aterrizaje por medio año, quizás sean las situaciones extremas con las que he tenido que lidiar últimamente o quizás por los ibéricos años en el cuerpo que me hacen ver todo distinto pero no puedo quitarme una pregunta de la cabeza: ¿por qué los sudacas no pueden decir las cosas de frente?

y hablo en tercera persona no porque yo lo haya superado si no como formato limpio y automático. no tengo idea si lo he hecho o no pero sí puedo atestiguar que el silencio es una respuesta más que común en esa región. la simpatía que tanto fascina se torna en un arma de doble filo que no permite manejar las cosas en términos más calmados y frontales. de la alegría, las risas y los chistes o se pasa al silencio o al balazo.
¿por qué?

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