Mujeres de Islandia

Años atrás, mientras estábamos en el tristemente desaparecido Circus, uno de los bares más punks y divertidos de Reykjavic, me entretuve desde la barra mirando la siguiente escena. La persona que llevaba la puerta de entrada recogía con un brazo a algún borracho inconsciente y mientras sujetaba con la otra mano la puerta y cortaba el paso a la larga cola que esperaba por entrar, arrojaba al beodo hacia la calle. Nadie se le colaba. Todos cuadrados. La responsable de la puerta del bar-discotheque era una mujer, que además no medía más de 1.60 y no se veía particularmente robusta, era sencillamente fuerte.

Por esos días de 2004 me acerqué a conversar con un grupo de mujeres feministas para preguntarles en qué estado iban sus reivindicaciones. Me contaron que seguían luchando por la paridad salarial en todos los ámbitos, que lo habían conseguido en la liga de fútbol (donde la femenina es mucho mejor) y que la verdad sea dicha, no buscaban la igualdad de derechos ya que se consideraban superiores.

Lo anterior puede infartar a cualquiera, pero hay que entender que en la historia de esta isla, llena de mitología vikinga, con más valkirias que vírgenes, las mujeres han tenido que luchar a la par contra las inclemencias del aislamiento y el clima. En tiempos antiguos, mientras los hombres se internaban en las tormentas para ir a cazar -y probablemente morían en el intento- eran las mujeres quienes tenían que cuidar, alimentar y defender a los hijos durante voraces inviernos de más de medio año. El principal peligro eran los osos polares, animales que hasta hoy pueden aparecer muertos de hambres debido a que calentamiento de la tierra los hace naufragar en un trozos de hielo desde el ártico.

Fueron el primer país del mundo en tener una presidenta mujer, quien además era madre soltera y dirigía una compañía de teatro. Hasta el día de hoy es muy admirada y respetada por todo el país.

Hace unos pocos meses Islandia se sumó a la lista de países que permiten el matrimonio homosexual. Su primera ministro, Johanna Sigurdardottir, una mujer muy querida por el país debido a su honestidad y sencillez (va en micro al trabajo), procedió a legalizar su amor con quien ha sido su compañera de años. Nadie se escandalizó y de paso se convirtió en el Primer Jefe de Estado Gay de la Historia.

Incluso me cuentan que la iglesia de Islandia (Luterana) y que por una extraña razón en un país extremadamente laico es estatal, optó porque el parlamento se definiera sobre su papel en las uniones gays y desde hoy están obligados a unir a las parejas del mismo sexo que deseen hacerlo. El día de la legalización, cientos de curas firmaron un enorme aviso en el diario local felicitando al país y ofreciéndose para casar a las parejas gays.

El aborto no solo es legal sino que gratuito. La iniciación sexual bordea los 14 años. El estado provee de guarderías gratuitas y un post natal de 6 meses para la madre y tres para el padre. Los 18 años de gobierno de derecha que acaban de terminar (tras el saqueo al estado y osadas operaciones bancarias que terminaron por arruinar a la nación) han recortado las garantías maternales alcanzadas por los social demócratas. Si antes las guarderías eras desde los 18 meses, hoy son desde los 24.

Los dejo con el videoclip de The Sugar Cubes, el grupo célebre grupo de Björk, con la canción Regina, sobre la historia real de una islandesa que parió mellizos de 6 kilos cada uno:

La cruzada de Björk

Por estos días la prensa islandesa es tribuna de un cruce abierto de cartas entre en el principal ejecutivo de la compañía canadiense MAGMA, que pretende adquirir los derechos de explotación de una buena parte de la energía geotérmica de la isla por 130 años a través de la privatización de la 3ª empresa energética local, y la oposición civil encabezada por Björk.

El carteo es de lujo. El ejecutivo, con ese tono santurrón y positivo que tienen los emprendedores, manda zarpazos a la cantante a tono personal. La acusa de xenófoba porque la compañía es extranjera, a lo que Björk le contesta que tras el saqueo de los banqueros locales, los islandeses saben perfectamente los horrores que pueden cometer ellos mismos. Luego la invita a “invertir sus millones” ofreciéndole un buen precio en el negocio. La cantante desestima la oferta, le recuerda que su meta es que su compañía compre la empresa islandesa y de paso le recuerda que, a través del Financial Times, el hombre intentó arreglar cosas con ella en privado, lo que, a su juicio, revela el interés del ejecutivo de cerrar tratos fuera de la ley y el orden.

Los dimes y diretes se pueden encontrar todos en la revista Grapevine, una publicación en inglés que tiene la isla y que está destinada de un modo muy positivo a los turistas.

En su último número, además de las cartas, llevan una extensa entrevista a Björk donde repasa su carrera, la suerte que ha estado de su lado al empezar una carrera con The Sugarcubes a los 17 y una década después enfrentarla en solitario. Que su irrupción masiva de súperventas coincidió con la necesidad del público de escuchar canciones, cansados de tanto trance. También se refiere largamente a la batalla que sostiene por estos días con la compañía canadiense y la suerte de que existan figuras como Paris Hilton y Linday Lohan para que dejen a los músicos crear tranquilos, fuera de los flashes y el acoso de la prensa rosa.

Björk agradece en especial a su país, a su inmensa naturaleza como fuente de inspiración. Discos como Homogenic, donde recorrió la isla grabando sonidos minerales, volcánicos y glaciares, dejan plasmada la unión entre su música y su territorio.

Las buenas noticias son que el gobierno islandés ha decidido dar marcha atrás a la venta de la empresa geotérmica hasta que no se reúnan todos los antecedentes. Bien por Islandia.

Los dejo con el video de Joga, del disco Homogenic.

El exilio y tu país

Cuando eres extranjera tienes que lidiar con una infinidad de cosas que jamás pensaste. No sólo en el territorio que te acoge, que es de esperar, sino que con el que dejas y eso es lo que más asombra. La diferencia es constante y eterna. Por estos días, por ejemplo, me llegan correos fríos, tritones, congestionados y oscuros desde Santiago. Y yo los leo con tres ventiladores disparándome a matar, un calor sofocante y una humedad que no me deja dormir.

Los contrastes se hacen más latentes cuando vuelvo a Chile de vez en cuando. Como me fui sin ninguna razón “oficial” recuerdo que las primeras visitas debía contestar siempre a la pregunta de si estaba haciendo un MBA. Luego al por qué me había ido. Como si para moverse hay que tener una razón.

Los años fueron pasando y la pregunta del MBA, el magíster o el doctorado desapareció y el comentario del “ya no vuelves más”, se instaló para quedarse. Como si uno en la vida tuviese tan claro qué viene después. El comentario compulsivo de “está lleno de chilenos en Barcelona” afortunadamente se esfumó. Lo curioso era que nadie nunca preguntaba “¿Por qué tantos chilenos optan por ir a Barcelona?”.

En cada visita, más matrimonios y más guaguas. Como una coreografía. La pregunta sobre si tendré o no hijos, que no he tenido que contestar en 9 años de exilio, en Chile tiene la frecuencia de preguntar por el nombre. Por otro lado, las conversaciones emocionales corren como agüita fresca.

En estos años me he dado cuenta que somos un país muy criticón, muy duros con nosotros como sociedad, con poca tradición de diálogo y mucha de chiste. Aún así nunca pensé que Chile cambiaría tanto en 9 años. No sé si España, Austria o Alemania lo han hecho.

Me emociona caminar por las calles del centro y ver parejas homosexuales tomadas de la mano. Creo que eso es efectivamente una señal de desarrollo.

Es curioso. Pienso que a veces, el país de uno es como un cuadro impresionista. Si te alejas, puedes apreciarlo en toda su expresión.

Palabras, palabras, palabras

Embla e Ingo nos explicaban ayer que en islandés existen las palabras que designan mamá, papá, abuelos y hermanos. En cambio, primos, tíos y sobrinos no existen como concepto y caen dentro del genérico “parientes”. Sí existe, en cambio, una palabra particular para madre-hija, otra para madre-hijo y los mismo se aplica con el padre. Una palabra designa el paquete completo.

Lo anterior nos llevó claramente a hablar de eso, de palabras que hay en uno u otro idioma. En alemán, por ejemplo, existe una palabra específica que designa el placer que reviste la desgracia ajena: Schadenfreude. Algo similar a “malicia” pero no del todo.

En El Libro de la Risa y el Olvido, de Milán Kundera, el escritor explica una palabra checa llamada “Litost“, la que describe como “un estado de tormento creado por la visión repentina de la propia miseria“. La retrata con una pareja de enamorados que van juntos a una playa o un lago. No recuerdo bien muy bien los detalles. Ocurre que al meterse al agua, ella comienza a nadar y nadar y repentinamente recuerda lo feliz que esto la hacía y nada y nada feliz y despreocupada. Su pareja, en cambio, intenta vanamente alcanzarla y no hay caso. Cuando la chica regresa feliz a la orilla, su novio está indignado y comienza a retarla, que se ha preocupado mucho, que si hubiese pasado algo no habría podido ayudarla, que se fue muy lejos, que es una inconsciente…La chica rompe en lágrimas de angustia. Entonces es ahí cuando él se siente feliz. Eso es la litost.

Mi favorita es la palabra computación, que en islandés resulta de la unión de la palabra “número” y “oráculo”.

Me preguntaban mis amigos que qué palabras eran netamente chilenas. No modismos sino palabras que expliquen algo que en otros idiomas no existe. Fome, que es buenísima, significa aburrido o soso. Entonces me vino la palabra siútico a la cabeza, que compartimos junto con Bolivia. Cómo no. Ambos países terriblemente injustos.

Lamentablemente y por nuestra desigualdad y nuestra obsesión social tenemos un millar de palabras destinadas a denigrar a otro socialmente, a etiquetarlo en una casta inferior, conceptos que se encuentran sólo en sociedades clasistas y que no existen en otros lugares. En España hay muchas palabras para designar gente con mucha personalidad y cierta jactancia, sea barriobajero o aristocrático. Algo muuuuuy español.

Elfos sí, Trolls no

El camino es largo y cruza la inmensa pampa islandesa. A un lado se divisan las montañas cuadradas que dan cuenta de la juventud geológica de este pedazo lejano de la Tierra. A veces se divisan fumarolas provenientes de lo más profundo. Rara vez se ve un árbol. Entre las erupciones y los vikingos terminaron por cepillarse los que hubo alguna vez.

El camino es largo y recto y no hay razón para que haga un desvío bordeando esa pequeña colina. Pero sin embargo lo hace. ¿Por qué? Pues porque ahí vive un elfo, lógico.

– “La gente ya no cree en los trolls”, me dice Helga. “Eso fue hace años”.
– “¿Y en los elfos?”, le pregunto.
– “Sí, claro”, me dice como si nada.
– “Come on, Helga!”.
– “A los elfos no los vemos, pero están ahí. Viven con nosotros. Los trolls, en cambio, deberíamos verlos. Se convierten en rocas cuando llega la luz del día. Esas rocas que vez al fondo, se suponen que son trolls a los que les pilló el día tratando de sacar un barco”.
– “¿Cómo se supone que son los elfos?”
– “Altos y guapos. Usan trajes antiguos y son extremadamente nobles”. Viven en las rocas y en las colinas. Los elfos daneses viven en las plantas, los nuestros no”.

En contraste al castrante racionalismo de Europa continental, Islandia es una sociedad profundamente mística. Tiene algo que me recuerda mucho a Chile y su relación con los fantasmas. Nadie que conozca ha visto un elfo pero muchos conocen gente que sí y nadie se anima a negar su existencia.

Muy por el contrario, son parte del día a día. Los caminos se desvían por ellos. Muchas empresas, en sus terreno, tienen pequeñas colinas donde el jardinero no corta el pasto para no molestar al elfo que la habita. No es que todas las colinas tengan un elfo. Son sólo algunas.

Cuando vine hace seis años hubo un caso de un campo de golf en construcción donde el capataz, desoyendo las instrucciones de todos, ordenó barrer con unas rocas y todas las máquinas se fueron rompiendo de a poco y la obra se vio azotada por accidentes estúpidos. Una mujer sabia fue llamada para poner orden y mediar entre los elfos indignados y el pobre emprendedor humillado, quien tuvo que arrodillarse y pedir perdón al viento, deshacer el desaguisado mientras todos los diarios cubrían la noticia del imbécil que ninguneó a los elfos.

Mi amiga Ásta, mientras estudiaba antropología, fue invitada a una muy especial sesión de mediums. Llamarían a un elfo. La mujer entró en trance y procedieron a preguntarles cosas. Pues así supo que los elfos tienen tecnología con muchas poleas, cuerdas y fuego. Antiguamente viajaban en globos pero ahora prefieren colarse en los aviones y así van a visitarse los unos a los otros.

Hay muchas historias de elfos mujeres que seducen hombres. No al revés.

Islandia, la isla de la cultura

Es difícil entender cómo una nación de tan solo 300.000 mil personas tenga 39 editoriales en todo el país. Es difícil entender cuando uno viene de un lugar donde esa industria está de capa caída.

En Islandia, muy por el contrario, es uno de sus fuertes. La gente lee, y lo hace con voracidad. De Latinoamérica conocen a muchos y estudian en la universidad a Borges. El argentino alucinó con las sagas islandesas, relatos, que para muchos son las primeras novelas de occidente.

Son historias heroicas, de héroes fuertes y luchadores, que sólo se encuentran en Islandia. En ningún otro país Nórdico. Fueron ellos quienes plasmaron con letras la tradición oral
La herencia escrita de este país es gigante y remota. Durante años fueron ellos quienes vendían biografías a los reyes noruegos.

La industria cultural islandesa aporta el 4% del PIB de la isla. Y la música por sí sola, ¡el 1%!.

Es alucinante que un país tan pequeño ha sabido mantener su lengua y generar un mercado gigante escribiendo en ésta, una lengua a todas luces minoritaria. Es contravenir todas las leyes de la mercadotecnia. pero ahí están los islandeses, con librerías en todos lados. Hay poetas por doquier, excelentes poetas, ensayistas, músicos y novelistas. Ojo con Halldór Laxness quien ganó el nobel de Literatura en 1955.

Con todo esto, Islandia se encuentra postulando a la Unesco como Legado Literario de la Humanidad. Mi amiga Helga no para de traducir al inglés un enorme documento que revisa la impresionante historia literaria de su país y me lo comenta en estas noches donde la luz no desaparece jamás

Las canas verdes de L’Oréal

La mujer más rica de Francia enfrenta un demanda de su única hija quien pretende conseguir que la incapaciten y así no derrochar el patrimonio familia con su protegido, un artista francés veintiséis años menor que ella al que le ha regalado casi mil millones de euros

Liliane Bettencourt era hasta hace poco la discreta heredera del imperio L’Oreal, la mayor fortuna de Francia, una de las más importantes del mundo. La octogenaria había sido siempre poco amiga de los escándalos y del protagonismo pero desgraciadamente su nombre saltó a la prensa gala hacia finales del 2008 desde que se supo que era una de las víctima del asesor financiero Bernard Maddoff y desde que en diciembre de ese mismo año su única hija iniciara una agria batalla en tribunales para que se la declare incapaz.

La razón tiene nombre, apellido y cifra: François-Marie Banier, un francés encantador, fotógrafo, pintor y escritor. Un bon vivant a toda regla que bajo el alero y ayuda de su gran amiga y benefactora Bettencourt forma parte de círculo de los más ricos de la nación gala. Los datos que presenta la hija son escalofriantes: entre 2001 y 2007 el artista ha engrosado su patrimonio a punta de seguros de vida, cheques a su nombre, cuadros de Picasso, de De Chirico, Matisse, y un largo e impactante etcétera de regalos finísimos y lujo extremo que lleva a los casi mil millones de euros ($769.604.402.117).

Le Journal du Dimanche consiguió la única entrevista que la anciana ha dado desde que comenzó el escándalo. La mujer no se anda con comprensiones y antes de declarar “Ya no quiero ver más a mi hija”, explica que Françoise Bettencourt-Meyers es de personalidad tímida y que probablemente está celosa, que alguien tan extrovertido como Banier la debe inquietar.

Mientras tanto, la Policía Especializada en Delitos Económicos recava información para el juicio. El patrimonio de Barnier está siendo investigado además de interrogarlo a él y al personal del lujoso palacio donde vive Bettencourt.

El diario El País recogió las declaraciones que distintos empleados hicieron al semanario Le Point, como el siguiente de una enfermera: “Las discusiones eran siempre cuestión de dinero. Él se lo pedía con una insistencia tal que ella al final se enfermaba y perdía el sueño. Una noche de Año Nuevo, en las Seychelles, estaban enfadados porque él le había pedido un cheque y ella se lo había negado. Ella iba a pintarse los labios pero él le arrancó el pintalabios de la mano y lo estampó contra la pared diciendo que ese color no era bonito”.

La contadora fue más lejos: “A finales de 2005, el señor Banier me llamaba por teléfono casi todos los días para pedirme que le dijera a la señora Bettencourt que la quería mucho, pero también que necesitaba dos o tres millones de euros para pagar la piscina y las obras de una casa que se estaba haciendo”.

Los empleados ha descrito la insistencia de Barnier para que Bettencourt no olvidase su chequera antes de salir o caprichos como hacer una viaje relámpago desde las islas Seychelles a París para recoger sus pinceles y poder pintar.

La amistad entre ambos comenzó hace veintidós años atrás, cuando la revista Egoísta envió al fotógrafo a retratar a la finísima cabeza de L’Oreal. Ambos se encantaron y desde entonces no dejaron de frecuentarse.

Talentoso y caprichoso

La vida de Barnier siempre ha estado emparentada a la de alguna anciana millonaria y es allí donde muchos entran a sospechar. Su talento como artista no es menor, incluso Johnny Deep ha declarado que ha sido el único en retratarlo tal como es.

Su vida tiene tintes novelescos. A los 16 años deja su hogar burgués donde ni su brutal padre ni su indiferente madre lo apreciaban. Él tampoco. Comienza una carrera de artista homosexual y vividor que lo hace vincularse con Salvador Dalí, Vladimir Horowitz, Samuel Beckett, Yves Saint Laurent incluso, durante algún tiempo, lleva la prensa de Pier Cardin. Publica novelas, viste de manera extravagante y hasta llega a abordar al futuro presidente Mitterand en la calle y entablan una amistad.

Todos le aman menos la hija de Bettencourt. El fiscal aún no ha decidido si se debe someter a la anciana a una examen psiquiátrico. Pero la mujer no ha dudado en enviarle una carta pública al mismo en defensa de su amigo: “Todo lo que le he dado a François-Marie Banier ha sido por amistad y dentro de una operación de mecenazgo, con todo conocimiento de causa, delante de un notario que ha podido dar fe de mi capacidad. Se trata de sumas significativas si se las toma aisladas, pero son razonables teniendo en cuenta mi situación financiera”.

Y el fraude fiscal

Pero el culebrón no termina aquí, ayer el diario El País se despachó que el asunto ya sobre pasa al dandy y ha salpicado al Elíseo. Como si fuera una novela negra, el mayordomo de Madame Betancourt ha estado silenciosamente grabando las conversaciones de su jefa desde comienzos de 2009, con un micrófono escondido bajo su impecable uniforme, mientras le servía té y galletitas. Fue así como se supo que su asesora financiera, nada más ni nada menos que la mujer del Ministro del Trabajo de Francia, le aconsejaba oscuras maniobras tributarias para ocultar sus cuentas secretas en Suiza y en las Islas Seychelles sin declarar. Mientras el abogado de la anciana acusa a la hija de estar detrás de las grabaciones del mayordomo, este ha declarado que lo hizo por voluntad propia.

Así que así está el imperio cosmetológico, con una heredera no sólo acusada de despilfarro, con una hija que la quiere declarar interdicta si no que además el culebrón tiene fraude fiscal y tráfico de influencias. ¿Cómo se maquilla esto?

Puta Moda

Mientras trabajaba en Chile, en la redacción había una chica muy linda, con un cuerpo extremadamente delgado pero armonioso. Vestía siempre muy a la moda, muy de vitrina bien combinada. Toda ella era un agrado, además de simpatiquísima y muy dulce, era muy estimulante verle las pintas de revival ochentero punk de macrotienda cada mañana. Sus ojos eran grandes y vivaces y su sonrisa muy fácil.

En el trabajo que tengo ahora, que como ya conté, está muy cerca de la esquinita caliente de las putas, dealers, cafiches y demases, hubo varios días que ví a una prostituta yonki (adicta a la heroína) muy flaquiiiita, con los ojos salidos de las cuencas y sonriendo con compulsión. Vestía de modo barriobajero, entre ochentero y post punk. Un estilo muy de moda, con los pantalones pitillo, ropa ajustada, que parezca carreteada y que parezca vivida. Claro que en el caso de ella no parecía, lo era toda.

Cada día que la veía recordaba a la chilena. Incluso hasta pensé en sacarle una foto y mandársela a la chica chilena con el nombre “tu versión yonki”. Pero claro, me parecía un poco violento, igual quería establecer algún tipo de contacto antes de andar sacándole fotos a una y ver cómo se lo tomaría la otra.  Mis libres asociaciones no son siempre compartidas.

 

Lo que no lograba sacarme de la cabeza era ¿qué hace que la versión de una sea menos atroz que la otra? ¿Por qué una es chic y la otra pa salir corriendo? Con sólo una imagen, sin el entorno, sin sonido, sólo un click y una cosa sale 300 lucas y la otra tres chauchas. Y claro, es que la moda es de por sí copia si inspira en la vida. Y la realidad es así, sin tamices ni brillantinas.

Recuerdo cuando fue liberada Ingrid Betancourt, con la maravillosa jefa que tenía entonces quisimos hacer una nota sobre el Ingrid chic, que era básicamente que la pinta de la rehén a horas de su liberación, era un cruce de pintas que Kate Moss y Sienna Miller llevaban por esos días. Con el peinado de la trenza cruzada y las botas de agua y un ligero look militar. Y claro, no estaba el patio para comparaciones frívolas y no nos compraron la idea. Otros la recogieron sin culpa.

Lo que me lleva a otra asociación y es sobre la línea de ropa creada por un colectivo de prostitutas cariocas. Se llama DASPU y funciona desde hace 5 años. El nombre de la marca no es gratuito. Juega con DASLU, que es una marca de ropa muy cara de Sao Paulo y las palabras De Las PU (tas). Ellas son las responsables de crear su propia línea de ropa. Con la plata de las ventas pagan sus campañas destinadas a la prevención de enfermedades sexuales, como también a la visibilidad del oficio de un modo cotidiano y dignificante.

“Nosotras siempre hicimos moda e inspiramos a estilistas y a otras mujeres. Llegó la hora de producirla también”, dijo al inicio de esta empresa Gabriela Leite, una de las responsables.

‘Sex’ de Madonna, ¡ahora en la web!

Es increíble cómo pasan los años. Hace exactamente 18, la reina indiscutible de pop, quien movió definitivamente los márgenes de la sociedad del entretenimiento en función del destape y los millones, publicó SEX, un libro de contenido sexual explícito, en donde jugaba con su alter ego Dita, en un extraño homenaje a Dita Parlo, la diva del cine mudo.

Como siempre Madonna repitió la fórmula de integrar sexo, política e iconografía religiosa manejando el escándalo a su favor y sobretodo, rodeándose de los mejores colaboradores tanto en estilismo como producción musical. En Sex, fue el fotógrafo Steven Meisel el responsable de cada click.

 

Ahora, 18 años después, recuerdo la pelotera que se armó con el libro que en dos día alcanzó 1,5 millones de copias y nunca fue reeditado. Hasta ahora, que podemos verlo online

Allí desfilan Isabella Rossellini, Naomi Campbell y su ex novia Ingrid Casares, entre muchos.

Todo esto, gracias a la deliciosa Dadanoias

El colegio más regio

Leo una columna de mi sabia hermana que se titula más sabiamente aún ¿Para qué se inventó la Escuela?.
Después pillo otra de Roberto Merino sobre lo mal que lo pasó yendo al colegio.
Sin hablar de lo mismo, ambas columnas cuestionan sobre algo que muchas veces los adultos nos saltamos: la necesidad irrefutable de ésta. Más allá de los test que miden la excelencia de algunos colegios, más allá de la PSU (farewell PAA), a veces nos saltamos una parte que no se mide con baremos de excelencia académica tan en boga y que apela a la felicidad del escolar.

Yo fui a esos colegios de élite, esos que lideran los rankings, donde van gente con dinero o familias que se desangran por asistir. Es uno de esos colegios que dentro de sus principios está el de formar líderes y blablablá y de paso te deja tan bilingüe como el que más. Más de alguna vez me han dicho que brillaría mucho en mi ridiculum o si es que pueden usar mi nombre para postular a sus hijos ya que se ve que en la gymkana de la admisión, ganas puntos con el nombre de un ex alumno, aunque sea tan poco lucido como el mío.

Mi experiencia escolar no fue traumática pero tampoco para tirar cohetes de alegría. En estos tiempos mundialeros recuerdo que por allá por los ochenta nos dejaban sólo ver los de Inglaterra, nos hacían izar la bandera del Imperio y cantar el himno a una reina lejana que poco le importaba nuestro futuro. También recuerdo que había un inspector que no nos dejaba abrazarnos- no physical contact here, decía amenazante-, que los directores se sentaban con binoculares a vigilarnos en el recreo. El hombre que atendía el kiosco se le ocurrió matar a unos ladrones a quema ropa por venganza y el colegio se organizó en pleno para que a los meses estuviera libre, sano, salvo y trabajando. Nunca se hizo eso por algún compañero que sus padres enfermaron o no pudieron pagar la desmesurada mensualidad. Todo eso me parecía lógico y con la adultez lo veo horrible.

Lo que más me disgustaba de ese colegio era que se dividía entre torturadores y torturados. La obsesión por la competencia y el liderazgo desconocía la camaradería, la solidaridad y la empatía. Además, con mentalidad de rugbista, establecía qué valores y qué intereses eran los destacables, por lo que la gran mayoría que quedaba fuera de este estrecho margen era descartado o tildado de nerd. Muchos compañeros míos lo pasaron pésimo. Pero realmente mal. Mal a ojos de directores, profesores, inspectores y alumnos, pero como en la formación de líderes no se conoce ayuda a la debilidad, nadie hacía nada. Y todos callábamos. Los líderes no pierden el tiempo en lloriqueos ajenos.

El colegio en cuestión sí tenía cosas positivas, claramente, pero contrastando con la gente que he conocido en la vida, lo del inglés se aprendía sin necesidad de izar banderas ajenas. Si vas a destinar a tu hijo a un sistema por más de 10 años, es mejor que evalúes bien otros factores, no sólo lo que dictan las odiosas listas de excelencia.

Entre SIMCE y PSU, está la vida de una persona.

Bolaño como Archimboldi

Hace años, cuando Roberto Bolaño recién había muerto, comencé a entrevistar a todos los amigos que tuvo en Barcelona. Me topé con el poeta chileno Bruno Muntaner, compañero de andadas en el DF Mexicano, los Realviceralistas y luego en Barcelona. Muntaner me contó algo muy curioso, que su padre había hecho un Atlas del Desierto de Sonora que Boaño se zampó con voracidad creadora, trasladando buena parte de sus novelas más célebres hasta esos parajes desolados.

Bolaño nunca fue a ese desierto y sin embargo, según me contó hace unos días el fotógrafo Siqui Sánchez, era “tal como lo pinta en su obra”.

Sánchez es el ojo tras el lente de El Viaje Imposible una maravillosa recopilación fotográfica y literaria de lo que fue el México de Roberto Bolaño. Junto a Dunia Gras y Leonien Meyer-Kreuler recorrieron durante tres semanas Ciudad de Juárez (Santa Teresa, en 2666), el sur de Estados Unidos, Sonora, Chihuaha y el DF mexicano buscando los parajes, fotografiándolos y vinculándolos con la obra del escritor chileno.

Descubrieron, sin embargo, que muchas de las descripciones de sus miles de paisajes no se correspondían a la realidad. Que el escritor era, lógicamente, muy fantasioso. En otros casos no y de allí el título “El viaje imposible”. Pero más allá de ese objetivo y según explica el fotógrafo en su web, el título: “la prioridad no era tanto situar el lugar exacto de una u otra escena, como cruzar el escenario imaginado por el autor con la realidad, para poder sugerir las sensaciones que produce la lectura de sus libros”.

Dunia Gras contó en la presentación que le había preguntado, allá por el ’98, que por qué no volvía a México, un país que lo marcó mucho y donde vivió sus años más salvajes (entre 1968 y 1977). “No puedo arriesgarme a volver”, fue su respuesta.

Muerto su amigo, Gras reunió a otros Bolañianos y emprendieron el viaje que el escritor nunca hizo: su regreso a México. Lo ilustran 100 fotografías y sus debidas lecturas como esta:

“¿Tiempo para qué?, pensó Fate. Tiempo para que esta mierda, a mitad de camino entre un cementerio olvidado y un basurero, se convierta en una especie de Detroit”. (2666, p. 362).

El libro ha sido editado por TropoEditores y actualmente una exposición de 40 fotos de 120 cms., con sus textos referenciales de las obras, dan la vuelta por Europa gracias al Instituto Cervantes.

Es de esperar que llegue a Chile. En tiempos Bicentenarios, creo que Chile, México y España podrían compartir este notable inmigrante.

El vacío y el sexo

Trabajo a un costado de una las esquinas más decadentes y barriobajeras de Barcelona. A unos pasos está el puterío global, de todos los colores y drogas.
Cada día veo chicas de todos los países esperando pillar algún cliente. El otro día había una mujer muy guapa que le iba comiendo la oreja a otro, claramente turista, y le decía algo inentendible que el hombre, con una sonrisa sobrepasada por morbo y timidez, vacilaba entre seguir escuchando y dejar de hacerlo.

Los pasos del hombre se fueron ralentizando mientras ella iba ganando terreno y seguía con su palabrería guarra y sexual para estimular al cliente potencial. No creo que le haya prometido amor pero sí de todo lo posible en las artes amatorias. Finalmente, ella lo que quería de él era dinero. Él, sexo.

El gesto del tipo mientras intentaba zafar de la verborrea de la chica me recordó a otra escena. Voy caminando por una calle y hay dos tipos intentando por sobretodo pinchar con dos chicas. Las detienen, no las dejan ir, les dicen cosas de todo tipo, todas románticas y dulces y amorosas y piroperas. Saben que en la mujer habita un clítoris en la oreja que es infalible si se sabe estimular.

Ellas oscilan entre querer zafar de ellos y seguir escuchándolos. Es rico cómo resuenan esas palabras en sus cuerpos pero no les creen nada. Pero quieren creer y ahí está la clave. Ellos quieren sexo y saben que lo que dicen es falso.

Finalmente tanto en el amor como en el sexo hay un vacío que todos queremos llenar.

Cuando las mujeres mandan

Los especialistas aún debaten si es verdad o no aquello de que las primeras comunidades fueron matriarcados. Para quienes no lo habían escuchado nunca, también se dice que cuando llegaron los problemas de límites con otras tribus -como de alimentos-, entró el hombre a resolver y con ello la violencia y de allí se instauró el patriarcado que se mantiene hasta el día de hoy. Muchos podrán diferir de esto último. Pero hablando seriamente, los patrones patriarcales son los que rigen la sociedad hoy en día. Aunque sea una mujer la que corte el queque, los cortas bajo el orden patriarcal.

Dicho esto, existen aún vestigios de estas civilizaciones milenarias. Hace años vi y leí con avidez el trabajo de la fotógrafa catalana Anna Boyé , quien hizo una exposición llamada Matriarcados. Allí explica su viaje a través de tres comunidades que visitó y a mí me rayó concretamente una con la que me volví a topar hace unas semanas, con el documental The Fall of Womenland (la caída del país de las mujeres).
Es hermosa, queda cerca del Tíbet, en el lago Lugu y se trata de la cultura Mosuo.

Una sociedad que ha mantenido su estructura matriarcal milenaria en plena China, donde la mayoría de los abortos los determina si el feto es mujer, donde los índices de suicidio femenino son altísimos, donde engendrar una mujer es una mala noticia. Para los Mosuo, en cambio, lo femenino es alegría y sabiduría. Es uno de los últimos matriarcados del planeta, los niños llevan el apellido de la madre y viven en comunidad con la familia de ésta.

En las relaciones de pareja no median contratos y sólo comparten las noches. Al amanecer, él se marcha a su comunidad materna. No viven el cotidiano, no se cocina ni se lavan los platos de la pareja. No existe el concepto de boda, son relaciones abiertas, donde tiene que haber amor para que existan. Cada uno puede tener amantes y se dejan cuando el amor se acaba. No hay normativa. Generalmente las relaciones duran 5 o 6 años o a veces mucho más.

En este ecosistema, los niños son absorbidos por la comunidad materna. No hay niños bastardos ni familias abandonadas ni traumas de separaciones dolorosas. La mujer no le pertenece al hombre. El hombre no le pertenece a la mujer. Los niños son lo más importante y en la enorme comunidad, los tíos juegan un rol muy importante. No existe el término “padre”. El “padre”, a su vez, juega el rol de tío en su propia comunidad, además de dedicarse a la agricultura.

Son budistas tibetanos y viven en el real culto a la naturaleza y la no violencia. Las mujeres son quienes toman las decisiones dentro del grupo y delegan responsabilidades según la inteligencia, habilidad y fuerza. Al morir la matriarca, asume la con mayor sabiduría. Si alguien se enoja, no se le margina ni confronta, se le da tiempo a recapacitar. Según Boyé, no conocen el rencor. Tampoco delegan decisiones en los hombres: “a ellos no les gusta decidir”, dice una entrevistada.

Es una sociedad muy trabajadora. No hay delitos de sangre, violencia de género, maltrato infantil, violaciones ni asesinatos. La mujer está concentrada en la armonía de la comunidad y no anhela poder ni ambiciona cosas materiales. El hombre adora a la mujer, antiguamente se las consideraba diosas, y este respeto desconoce presiones y engaños.

*En la web de Anna Boyé podrán encontrar textos y fotografías de los tres matriarcados que exploró. Además ha hecho un bellísimo trabajo de Mujer y Dios

* La directora del documental que menciono arriba es Xiaodan He. Es descendiente de una rama Mosuo y en su adolescencia la avengonzaba muchísimo. En China consideran a los Mosuo como promiscuos y poco civilizados. Al ser un destino turístico muy deseado,  la vida de esa sociedad está siendo afectanda.

Aquí el trailer:

La desnudez y el subdesarrollo

“¡Están todos en pelotas!”, fue el grito con el que mi amiga me despertó en esa playa mexicana. Habíamos viajado toda la noche por el sinuoso camino que desciende desde Oaxaca hasta Zipolite, rumbo a la costa del Pacífico. Llegamos como a las 5 de la mañana, yo había vomitado todo el viaje y caímos muertas en una playa a la espera que el sol de la mañana nos alumbrara rumbo a una pensión. Y ahí estábamos, en plena playa nudista, con gente que caminaba, nadaba, jugaba a las paletas o tomaba sol sin ropa.

No teníamos ni idea de lo que nos encontraríamos y el despelote nos pilló desprevenidas. Nunca había siquiera pensado si me quitaría el traje de baño alguna vez en la vida. Por aquella época, en mi mente circulaban historias de “clubes nudistas”, cerrados y privados. No mucho más.

No tardamos en acostumbrarnos y con mi amiga ya chapoteábamos desnudas por el Pacífico tibio y con olas. La gran mayoría de la gente que había en ese lugar eran europeos y nadie miraba a nadie. No se tapaban. No había piropos. Era la libertad absoluta, tu cuerpo y tu decisión. Recuerdo, además, que las únicas cinco personas con un traje de baño desde el ombligo hasta bajo las rodillas eran cinco chilenos que no se despegaban los unos de los otros, aterrorizados de cruzar la barrera del pudor.

Los años pasaron (15 creo), me vine a Europa y me topé con lagos húngaros, alemanes y austriacos llenos de gente mayor, niños y jóvenes tomando sol desnudos. Luego las playas catalanas, con su rincón sólo para nudistas. En todas y sin distinción, la gran mayoría de las mujeres van en topless. No hay fotógrafos ni camarógrafos para cubrir ‘el destape’ e ilustrar la portada de algún diario pop. El cuerpo es algo natural, el topless una opción y no hay noticia ni escándalo en ello.

Ayer inauguré la temporada de playa y partimos a una nudista muy bonita que queda por Tarragona. Al volver le comenté a un par de chicas dominicanas mi paseo. Una de ellas, en un ejercicio de sinceridad me dijo: “A mí el subdesarrollo me toma el cuerpo”. Luego me explicó que sencillamente no podía hacer nudismo y el topless, dependiendo con quién estaba, lo hacía. Reconocía que era una tranca pero se la ganaba. Yo tengo muchas amigas y amigos latinoamericanos que les pasa eso y reconozco que a mí se me hizo más fácil y más integrador el hecho de que mi pareja viene de una cultura totalmente ajena a la mía, donde el cuerpo y la desnudez no están vinculados con el deseo, el sexo y el tabú. Donde la mirada del otro no está determinada por un morbo desenfrenado que violenta tu libertad personal.

Para que los teutones llegaran hasta allí no fue algo de la noche de a la mañana. Vinieron muchos movimientos naturalistas y a día de hoy ya no hay una declaración política detrás de la desnudez. Sencillamente el principio de que lo moderno es lo primitivo y lo vivimos como los indios en una tribu.

La civilización se da toda la vuelta sobre sí misma para desprenderse de lo inútil.

Samantha Fox y Sabrina asesinan a Blondie

Todos aquellos que vivimos en los ’80 saben perfectamente de qué hablamos cuando hablamos de Samantha Foxy de Sabrina.

Aquellos que nacieron durante los ochenta o después, les puedo decir que ambas mujeres fueron cantantes pop, que alcanzaron éxitos discotequeros breves. Una era inglesa y la otra italiana. Ambas explotaban mucho la sensualidad de calendario de garage con unas pechugas descomunales. Aunque creo que Samantha Fox mucho más.

La inglesa se hizo famosa con un hit muy malo que se llamó Touch Me (tócame) y Sabrina con otro idem titulado Boys, boys, boys. Yo los bailé con entusiasmo, laca, Arens 38 y hombreras, porque era una época en que tenía poco juicio.

Pues resulta que ambas estrellas terminales han regresado y juntas. Nada más ni nada menos que haciendo un cover de una de las bandas más famosas del pop británico, con la cantante más cool que recuerden los punk rockers: Blondie. (Y no los digo yo, sino que Iggy Pop, Bowie o los Ramones)

En 1980, el famoso grupo que dormiría largamente hasta 1992, sacó el hit Call Me, que además de ser premiado con un Grammy como la mejor Performance de Rock se incluyó en la banda sonora de American Gígolo, una película protagonizada por Richard Gere.

Las dos estrellas a mal traer, Fox y Sabrina se presentan recauchadas, estiradas y salchichadas. Nada que ver con Debbie Harry (la vocalista de Blondie) que ha sabido envejecer y tomarse la música no como un mero negocio, sino como una forma de expresión.

Juzguen ustedes. Aquí el vídeo de Samantha Fox y Sabrina:

Aquí el original de Blondie en 1980:

 

Aquí el regreso en 1999 de la banda con el éxito María: